ENFOQUE Por Gustavo Lores (*)
La Royal Society se presenta como "la Academia Científica independiente del Reino Unido, dedicada a promover la excelencia de la Ciencia en beneficio de la Humanidad". No se considera simplemente como una Academia de Ciencias sino como "la" Academia de Ciencias.
El lema de la Royal Society, "Nullius in verba", fue adoptado en su Primera Carta Fundacional en 1662. Se interpreta como "no creer en la palabra de nadie" y expresaba, por un lado, la resistencia de sus miembros a la dominación de la autoridad y, por el otro, la necesidad de verificar todas las afirmaciones apelando a hechos determinados experimentalmente.Los filósofos naturales (actualmente conocidos como Científicos) que la integraron en esta primera etapa, provenían de las clases profesionales, aristocráticas y eran exclusivamente hombres: abogados, comerciantes, médicos o terratenientes. Se reunían por un interés común: actuar para transformar el conocimiento, el lucro, la salud y las comodidades de la vida.
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La Royal Society recopilaba información por correspondencia. Sus miembros observaban el mundo natural, realizaban experimentos, debatían sus resultados y, finalmente, los publicaban.
En 1672 Isaac Newton presentó uno de los trabajos científicos más importantes de la historia "Principia Mathematica", que se publicó a través de la Royal Society en 1687.
La evolución de esta Academia presenta hitos relevantes. A partir de 1731 se establecieron los "premios a la excelencia científica" otorgados, entre otros, a Alessandro Volta y a Benjamín Franklin. Se destinaron a destacados investigadores que pusieron su capacidad al servicio de invenciones o innovaciones que mejoraran la calidad de vida de las personas.
A partir de 1851 la Sociedad fue respaldada por una subvención gubernamental de 1000 libras esterlinas anuales para cubrir costos de investigaciones originales. Es decir, el Estado Monárquico del Reino Unido comprendió, ya hace casi dos siglos, que el desarrollo científico y tecnológico local resultaba indispensable para mantener la soberanía política, la independencia económica y el bienestar social.
En el transcurso del mismo siglo XIX se produjeron otros cambios importantes en el funcionamiento de la Royal Society. Para la década de 1870, la admisión a una membresía se restringió a "científicos profesionales". La Royal Society se había convertido en una organización de referencia para la Ciencia mundial. Aunque el interés público por los avances en este sentido seguía siendo limitado, los Gobiernos de los Estados, en especial de las potencias imperiales como Estados Unidos, Rusia, Francia, Holanda, Japón, Alemania y China tomaron nota e implementaron políticas para radicar en sus países a los cerebros más cotizados del mundo y brindarles el apoyo necesario para llevar adelante sus investigaciones.
La Royal Society comenzó a ser consultada por el Parlamento Británico sobre asuntos de interés público e intervino en la administración de instituciones nacionales, entre otras, la Oficina Meteorológica (1865-1905), el Observatorio de Kew (1871-1899) y en la creación de Centros de Investigación comoel Laboratorio Nacional de Física (1900). En casos específicos informó sobre diversos asuntos científicos al Parlamento o a las administraciones coloniales: desde los avances en la máquina de cálculo de Babbage (1823-1831) hasta las investigaciones sobre la enfermedad del sueño (1896-1903) y la malaria (1898-1903).
El ritmo del desarrollo científico en el siglo XX abarcó la nueva física de la relatividad y la mecánica cuántica, la tecnología de dos guerras mundiales y los avances en la comprensión de la genética y la ciencia de la vida. Las reuniones semanales originales de los becarios se transformaron en reuniones de debate científico sobre temas de importancia internacional en las ciencias.
Durante el siglo XXI ocurrió un cambio más significativo. En 2018, la persona más rica del mundo fue admitida como miembro de la Royal Society no por su trabajo como profesional científico, sino por su visión de los negocios tecnológicos. En 1995, Musk cofundó la empresa de software Zip2. Tras su venta en 1999, cofundó X.com, una compañía de pagos en línea que posteriormente se fusionó para formar PayPal, adquirida por eBay en 2002. En 2002 Musk creó la empresa de tecnología espacial SpaceX, convirtiéndose en su director ejecutivo e ingeniero jefe. También se unió al fabricante de automóviles Tesla como uno de los primeros inversores en 2004 y se convirtió en su director ejecutivo en 2008. En 2015, cofundó OpenAI para impulsar la investigación en inteligencia artificial. En 2022 adquirió la red social Twitter implementando cambios significativos y renombrándola como X en 2023. Otros de sus negocios incluyen la empresa de neurotecnología Neuralink, que fundó en 2016 y la empresa de tunelización The Boring Company, en 2017.
Musk fue el mayor donante en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 y apoya a figuras, causas y partidos políticos de extrema derecha a nivel mundial. Durante los primeros meses de 2025, se desempeñó como asesor principal del presidente estadounidense Donald Trump y como Director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
A principios de 2025, alrededor de 3.000 Científicos, incluidos la mayoría de sus 1.800 miembros, requirieron a la Royal Society expulsar a Musk por la divulgación de "falsas teorías de conspiración".
Elon Musk es "ampliamente considerado como uno de los difusores más activos de noticias falsas" según Stephen Curry, profesor emérito de Biología Estructural en el Imperial College de Londres y autor de la nota en que se solicitó la expulsión de Musk.
Geoffrey Hinton, ganador del Premio Nobel de Física en 2024 y considerado uno de los padres de la Inteligencia Artificial, expresó en su cuenta de X su apoyo a la expulsión de Musk: "Creo que debería ser excluido de la Royal Society británica por el enorme daño que causa a las instituciones científicas de Estados Unidos", señaló.
La petición alega específicamente que el multimillonario de 53 años ha utilizado repetidamente su propia cuenta para difundir falsedades o afirmaciones inexactas sobre Covid-19, vacunas y problemas cardiacos y que "no se trata de controlar las opiniones políticas" sino de preservar "la integridad científica, así como el respeto por la evidencia y la verdad, valores definidos en el código de conducta de la Royal Society".
Musk respondió a través de sus redes sociales a los científicos interesados en su destitución: "Solo a los tontos, cobardes e inseguros les importan los premios y membresías. La historia es la verdadera jueza, siempre. Sus comentarios son ignorantes, crueles y falsos", afirmó.
Luego de la reunión secreta de los directivos del organismo científico realizada el pasado 3 de marzo para tratar el pedido de expulsión, la beca y la membresía de Elon Musk en la Royal Society siguen vigentes.
(*) Ex Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Jujuy