Conviértete en un cuentacuentos para tus alumnos

La importancia de los cuentos en la vida y el buen desarrollo de los niños y niñas está de fuera de toda duda. Aunque, por desgracia, muchas de sus virtudes suelen abandonarse durante la vida adulta al relegar la práctica de la lectura a un segundo plano.

Lo que a veces se produce por el mero hecho de que, al menos para una parte de la población, la lectura se abandona tan pronto como se deja la escolaridad obligatoria. Es por eso, y teniendo en cuenta que la escuela es un lugar en el que leer, con todo lo que ello conlleva, que la figura del cuentacuentos en el aula resulta tan importante.

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Un cuento es, básicamente, una narración creada por uno o varios autores, cuya corta extensión y sencillez expositiva la hace ideal para su lectura por parte de los más jóvenes pese a que de un tiempo a esta parte, y de la mano de la introducción de elementos adultos en sus tramas, es también un género sobradamente aceptado por lectores de más edad.

Puede transmitirse tanto de forma escrita como, tal y como ocurría en sus orígenes, también oralmente, en una tradición que nació pareja a la existencia del cuentacuentos.

También conocido como cuentista o cuentero, el cuentacuento es, básicamente, una persona que narra cuentos en público, partiendo de la palabra, el gesto y la voz para llevar a cabo su objetivo en cualquiera de sus posibles modalidades.

Bajo esta perspectiva, podríamos decir que su figura es la de un comunicador casi ancestral, que en las últimas décadas ha adquirido una renovada relevancia, a veces educativa y otras no, tanto dentro como fuera de la escuela.

Aunque por las posibilidades que ofrece desde una óptica pedagógica, este sea un lugar privilegiado para que sus beneficios educativos lleguen a buen puerto.

Beneficios que, para los niños y niñas, son muy similares a los de la lectura individual de un cuento: desarrolla su imaginación e inteligencia emocional, además de su capacidad para concentrarse mientras les transmite valores y/o favorece competencias como la comprensión lectora o la lectoescritura, entre otras cualidades pedagógicas. Pero, dicho entonces ¿cuáles son las virtudes específicas de contar un cuento de vivo voz en el aula?

-Estimula la imaginación de los niños y niñas de un modo distinto al que se logra mediante la lectura, ya que en la transmisión del cuento intervienen factores como la expresión corporal o la tonalidad de la voz, incentivando las competencias comunicacionales de forma más completa.

-Genera una participación cómplice por parte del alumnado, que comprueba como sus reacciones ante lo que se les explica modula, dentro de ciertos límites, la forma y el tono en el que se desarrolla la narración.

-Al ser una experiencia común, frente al sano aislamiento que implica la lectura individual de un cuento, incentiva la cohesión del grupo clase.

-Actúa a modo de prescripción cultural para los niños y niñas, ya que selecciona y prioriza una serie de cuentos en detrimento de otros, quedando para el recuerdo en la memoria del alumnado y animándole a que, quizás, pueda convertirse en cuentacuentos.

Por otro lado, también es importante tomar conciencia de nuestras posibilidades como oradores, sacando provecho de nuestras virtudes y descartando aquellos aspectos en los que o bien no nos sintamos cómodos o directamente nos veamos inhábiles.

Pensar que la narración pública de cuentos requiere oratoria, convencimiento, empatía con el público, mímica... y que pocos cuentacuentos son hábiles en todos estos campos. Así que serlo es escoger las áreas en las que podes alcanzar un mejor resultado.

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