Rudolf Steiner nació el 27 de febrero de 1861 en Kraljevec, un pequeño poblado en los límites de Austria y Hungría.
Se doctoró en biología, química y física en la Universidad de Viena. Apenas iniciada la carrera, descubrió a Goethe como investigador de la naturaleza. En 1896, se publicó su obra filosófica principal: La Filosofía de la Libertad.
En el tercer período de su vida (1897-1902), Steiner decidió no quedarse callado, sino decir tanto como era posible, aun sabiendo que no sería fácil transmitir sus investigaciones y hallazgos. Asumió la tarea de editar en Berlín el Magazin für Literatur, un periódico cultural de prestigio, a la vez que dictaba conferencias que incluían cursos de historia, literatura alemana e historia de la ciencia. Sin embargo, Steiner estaba bien conciente de lo inútil que resultaba remontarse a las épocas pasadas, debía dirigirse a las necesidades de la humanidad del siglo XX en adelante. Había surgido un nuevo impulso en el mundo y él tomó sobre sí la responsabilidad de fomentarlo y desarrollarlo, tanto idealmente como en forma práctica. En 1902 es cuando Steiner templado, maduro, conocedor, dictó su curso de veinticinco conferencias sobre el El Cristianismo como Hecho Místico, que apareció como libro el mismo año. Steiner afirma en su autobiografía que el objetivo de sus conferencias era exponer la evolución desde los misterios de antaño hasta el misterio del Gólgota, para demostrar que en esta evolución, no sólo actuaron fuerzas históricas terrenales, sino influencias espirituales suprahumanas. Mostraba el camino largo y arduo, a quienes deseaban adquirir el conocimiento suprasensible por sí mismos, y surgieron libros relevantes: Como alcanzar el conocimiento en los mundos superiores, Reencarnación y Karma, Etapas del conocimiento espiritual, La ciencia oculta y Teosofía. Durante la primera época de su actividad pública, las conferencias de Steiner mostraban aplicaciones prácticas futuras de la antroposofía, especialmente en las áreas del arte, la medicina y la educación. A partir de allí comienza a evolucionar la antroposofía como ciencia del espíritu. Al tender un puente entre el mundo físico y el espiritual, la antroposofía mostraba un camino hacia el verdadero entendimiento de la humanidad y su relación con el universo.
Durante el período que va desde 1909 a 1916, el desarrollo de la antroposofía evolucionó principalmente en las áreas artísticas y creativas.
En estrecha colaboración con su segunda esposa, desarrolló un nuevo arte de recitación y declamación: la euritmia, el arte del movimiento. Steiner mismo diseñó el primer edificio del Goetheanum. En la sucesión de sus formas se evidenciaba una ley orgánica afín con el orden en la vida de la naturaleza, como describe Goethe en su Teoría de la Metamorfosis y que dio origen a un nuevo estilo arquitectónico.
Pero aún no estaba concluida la gran obra arquitectónica, cuando se incendió. Mucho más grande que el primero, el segundo Goetheanum se comenzó en 1925 según el modelo de Rudolf Steiner y aún hoy se eleva en Dornach con sus líneas esculpidas, cobijado entre colinas. El subsiguiente período de siete años (1917-1923), marca una tercera etapa en el desarrollo de la antroposofía de Steiner. El énfasis estuvo en el hecho de dar practicidad a los principios científico y espirituales y al conocimiento en muchas áreas de la vida y esfuerzos humanos. Steiner se dedicó a ofrecer muchísimas conferencias al público, en las cuales transmitía sus ideas fundamentales sobre la sociedad tripartita. Pero las fuerzas opositoras y por otro lado la incomprensión, impidieron que este impulso histórico tuviese la aceptación deseada. No obstante la idea de estructuración ternaria en la esfera de la vida espiritual sí se llevó a la práctica en el campo de la pedagogía con la fundación de la primera Escuela Libre Waldorf en Stuttgart el 7 de septiembre de 1919. Tres etapas de siete años que corresponden a la infancia, niñez y adolescencia, proveen a la pedagogía Waldorf, el marco para los períodos progresivos de la educación. A comienzos de 1923, Steiner dictó un curso de Pedagogía Curativa e impulsó la apertura de un hogar dirigido por la Dra. Ita Wegman. La iniciativa se difundió rápidamente y se fundaron numerosos establecimientos para niños con retraso madurativo y jóvenes con necesidad de cuidados especiales. La medicina de orientación antroposófica incluye un enfoque clínico holístico. Considera al ser anímico-espiritual del hombre en el diagnóstico de la enfermedad y en la terapia.
Basándose en los resultados de la investigación espiritual, consideró las condiciones del suelo, la importancia del adecuado uso del agua, la irradiación solar, la vida de los animales, el crecimiento de las plantas; todo esto bajo la influencia de las fuerzas etéreas formativas.