La pulseada por el control del Servicio Exterior: intrigas en las urnas del Palacio San Martín

Por 5 votos, el kirchnerismo no ganó el sindicato de diplomáticos. La elección expone la interna y el poder K en la Cancillería de Werthein.

Cinco votos. Apenas cinco. Eso fue lo que separó al kirchnerismo de conquistar APSEN. Ese pequeño aliento bastó para que la Asociación Profesional del Servicio Exterior de la Nación -el sindicato que desde 1985 salvaguarda la carrera diplomática bajo la Ley 20.957- resistiera una ofensiva política que había sido preparada con astucia. Ese resultado, en octubre de 2025, no fue un trámite sindical: fue una contienda por el alma de la Cancillería.

En el Palacio San Martín -ese edificio imponente de Esmeralda que conserva ecos de pactos y traiciones- se jugaba más que quién presidía un sindicato: estaba en juego quién haría las reglas del servicio exterior. Luego de 16 años bajo hegemonía K, las lealtades estaban cruzadas. Con cerca de mil afiliados -el 94% de los diplomáticos activos y jubilados, según fuentes internas-, APSEN se convirtió en un tablero político: cada voto, un acto simbólico, un mensaje cifrado. Y el epicentro de esa pulseada era Gustavo Werthein. Empresario llegado al cargo con promesas de "limpieza ideológica", pero en los hechos tejedor de redes de conveniencia del más grueso calibre.

"LA SASTRERÍA" Me encontraba alli por segunda vez. "La Sastrería" es un bistrot porteño que, bajo fachada de alta costura, alberga reuniones clandestinas: oficinas de sastrería, salones discretos, conversaciones prohibidas. Me remontaba mentalmente a los cuarteles secretos de la película "The King''s Man", donde sastres impecables custodian decisiones que cambian destinos.

Semanas antes había hecho mi primera ronda de entrevistas con diplomáticos de alto rango. Ahora, con la libreta oculta entre bocetos de solapas, volvía a ese corredor de susurros. Las fuentes aparecían con currículum impoluto, rostros tensos, conscientes de que un solo desliz podía costarles un exilio burocrático. "Si Werthein olfatea esto, nos entierran en un consulado olvidado", susurró uno con mirada marcada por pasillos fríos. Tomé nota con cautela. En ese instante, me dividía entre el deber de revelar y el temor a provocar represalias. El periodismo, como la diplomacia, es un pacto peligroso: mostrar lo justo para que el lector-desde un estudiante en Rosario hasta un jubilado en Mendoza- entienda el tablero, sin destruir a los actores.

EL TABLERO INSTITUCIONAL EN DISPUTA Lo que estaba en juego no era solo la presidencia de APSEN. Era el control funcional de una institución clave en un Ministerio en reordenamiento. Werthein llegó a Canciller en noviembre de 2024, tras la salida abrupta de Diana Mondino. Oficialmente se citó su voto contra el embargo a Cuba en la ONU como motivo, pero según lo que escuché en esas entrevistas iniciales en La Sastrería, esa fue la excusa. La verdadera causa era su insistencia en el ingreso a la OCDE: una reforma en patentes que afectaba intereses empresariales poderosos, incluyendo los del propio Werthein. Esa trama la detallamos anteriormente.

Desde el arranque, prometió alinear la diplomacia con la "visión del Presidente", emprendió auditorías para cazar "agendas enemigas" y lanzó recortes drásticos: unificación de sedes diplomáticas (hasta ahora sólo se concretó la fusión de las Representaciones en Montevideo) para ahorrar costos, revisión de embajadas sin vínculos comerciales fuertes y modificaciones estructurales, como la Subsecretaría de Asuntos Latinoamericanos. El decreto 169/2025 fue su carta de presentación.

Pero en los pasillos del Palacio San Martín las sombras persistieron. La renuncia de Eduardo Bustamante (su vice, en julio de 2025), nombrado en los últimos días de la gestión de Mondino, no limpió el escenario: de los seis candidatos propuestos para embajador en 2025, cinco venían con sello K, y el 80% de los traslados hacia Europa y EE.UU. favorecieron perfiles cercanos al kirchnerismo, según denuncias elevadas a senadores como Guadalupe Tagliaferri y Martín Lousteau. En el exterior, Werthein va en camino a colocar a sus designados en el 40% de los traslados desde 2023 (según datos internos). Curiosa paradoja: alli, la lista K ganó con un 13% más que en Buenos Aires, donde los relegados, hastiados de esperar destinos prometidos por la Ley del Servicio Exterior, votaron contra los favoritos del canciller.

LA CANCHA INCLINADA DEL VIEJO RÉGIMEN K Antes del 10 de diciembre de 2023, la Cancillería era un feudo K. Dieciséis años de predominio habían moldeado el escalafón: ascensos exprés para leales como María del Carmen Squeff, Subsecretaria de Política Exterior en 2011, que aterrizó en París; traslados a Europa para camporistas que, según un informe interno de 2018 filtrado en 2019, coparon el 30% de los destinos más codiciados. Los otros -liberales clásicos, radicales conservadores, peronistas desencantados- languidecían en oficinas porteñas, sometidos a destinos periféricos o consulados de poca jerarquía. "Somos la resistencia silenciosa", me confesó una fuente, con la voz quebrada por años de promesas rotas. "Sin nosotros, la Casa Rosada habría pintado todo de K".

La renuncia de Bustamante, junto a planes oficiales para cortar y fusionar sedes en el exterior, no borraron las sombras. La auditoría prometida por Werthein resultó más cosmética que drástica.

LOS ACTORES EN PUGNA: CAMPORISTAS VS LA CONTINUIDAD La Lista "Nuevo APSEN" se erige como estandarte camporista. Jóvenes diplomáticos radicalizados en la era Fernández visten discurso de rebeldía setentista, pero persiguen lo de siempre: despacho en Europa, ascenso acelerado. No actúan solos. Los embajadores K -Ainchil, Taccetti, D''Alotto, Dzugala, Figueroa- mueven los hilos con maestría acumulada. Esa "orga" es producto de 16 años de favores: en 2019, el 35% de los traslados a Europa fue para camporistas, según una fuente whistleblower en 2020. Todos ellos operan bajo la sombra de Eduardo "Gordo" Valdés, operador de vieja data desde los días de Rafael Bielsa.

"Werthein no elige por ideología, sino por conveniencia. Nos usa para que la máquina no se rompa", me dijo un diplomático con pesar. Yo, anotando, me preguntaba: ¿es esto la libertad, o simplemente la casta reciclada con otro traje? Un dato más: mientras el gobierno rompe vínculos con Caracas y negocia un swap de 20.000 millones de dólares con EE.UU., entrega la Cancillería -pilar del ISEN desde 1963- a quienes aplaudieron el embargo a Cuba o el pacto con Irán. En el fondo, sin los "republicanos anti-K" desairados por los libertarios, el sindicato habría caído.

Al frente se planta la Lista "Unidos por el SEN", liderada por Mónica García, embajadora de perfil técnico, al frente de la Dirección General de Asuntos Consulares. Con el respaldo de la directiva saliente de Laura Zerillo -que en 2024 venció a los K por 16 votos- García emergió tras la salida del ex vicecanciller Leopoldo Sahores de la carrera por la Presidencia del Apsen para saltar a la política. Su discurso se enfoca en instituciones, no barricadas. Pero su "diálogo" es un espejismo. Ni Zerillo ni su equipo han pisado el despacho de Werthein, eclipsados por la influencia de Karina Milei y Santiago Caputo.

En La Sastrería, un veterano republicano desglosó los datos: 13% más para los K en el exterior, mayoría anti-K en Buenos Aires. Según lo que se contó allí, los jóvenes de "Nuevo APSEN" creyeron que la cancha, inclinada por traslados K, los favorecería. Rechazaron la unidad con "Unidos", alegaron "presión de las bases". Lo apostaron todo. Perdieron por cinco votos. Fue tan inmensa la sorpresa como la soberbia. Hoy los camporistas pasean facturas, mientras los embajadores K, blindados, planean la próxima jugada.

Esta elección, más reñida que la de 2024, confirma que la grieta ya sangra dentro de la Cancillería. García y su futura directiva enfrentarán una vigilancia feroz: ascensos arbitrarios (85 vacantes en 2025 con Europa abierta a los K), traslados caprichosos y la sombra de un canciller que, aunque proclame neutralidad, eligió apostar por los perdedores.

ACTO SIMBÓLICO, DESTINO REAL En el silencio posterior, una fuente me clavó la mirada: "Esto no es solo un sindicato. Es la patria en el mundo". Mientras guardaba mi libreta, con el pulso acelerado, comprendí que el tango continúa, pero el abismo -con Werthein al borde, entre purgas fallidas y un gabinete que se rearma- se hace cada vez más estrecho.

Este episodio no es una interna gremial menor: es un reflejo del poder que se disputa en nuestro exterior. Y en ese ring, cada ficha diplomática, cada traslado, cada voto tiene un peso que va más allá del escritorio: define la Argentina que se quiere, la imagen que mostramos, las cartas que jugamos. Y sobre todo, revela cuán profundo puede llegar el reciclaje político, aunque lo presenten como renovación.

FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS

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