Los entrenadores que dieron su vida por el fútbol: historias de quienes partieron en plena tarea

El reciente adiós de Miguel Ángel Russo reaviva recuerdos de otros técnicos que partieron en plena tarea.

El fútbol argentino atraviesa horas de profunda tristeza por la partida de Miguel Ángel Russo, un hombre que marcó generaciones desde el costado de la cancha.

A los 69 años, y mientras ejercía como entrenador de Boca, Russo dejó este mundo tras una larga batalla contra la vida. Su despedida no solo enluta a un club, sino a todo el ambiente del deporte, que lo vio durante décadas como un ejemplo de trabajo, respeto y templanza.

Su trayectoria fue tan extensa como coherente: debutó como jugador en Estudiantes de La Plata, donde fue capitán y símbolo, y como entrenador dirigió más de una veintena de equipos, tanto en Argentina como en el exterior.

En 2007 alcanzó su máxima consagración, conduciendo a Boca a la obtención de la Copa Libertadores, con Juan Román Riquelme como figura. También tuvo pasos memorables por Vélez, Rosario Central y Millonarios de Colombia, donde fue campeón y se ganó el cariño del pueblo cafetero.

La noticia de su partida impactó con fuerza porque, más allá de su enfermedad, Russo se mantenía activo, vinculado al día a día del club, con la misma serenidad y compromiso que siempre lo caracterizaron. Su figura trascendía resultados: representaba una forma de vivir el fútbol con equilibrio y humanidad, una rareza en tiempos de vértigo.

OTROS ENTRENADORES QUE PARTIERON EN PLENA TAREA Aunque infrecuente, la historia del fútbol argentino también recuerda a otros entrenadores que dejaron este mundo mientras estaban en funciones.

Diego Armando Maradona, en noviembre de 2020, era el director técnico de Gimnasia y Esgrima La Plata cuando su cuerpo dijo basta. Su fallecimiento paralizó al país entero, no solo por lo que significó como jugador, sino también por su vínculo emocional con el club y con los hinchas, que lo adoptaron como un símbolo de esperanza en los tiempos difíciles del “Lobo”.

En 2004, José Omar “Pato” Pastoriza, histórico ídolo de Independiente, falleció de un infarto en plena conducción técnica. “El Pato” era sinónimo de pasión por los colores del Rojo y había regresado para intentar devolverle la identidad futbolística. Su muerte causó una profunda conmoción en Avellaneda y en todo el fútbol nacional.

Dos décadas antes, el legendario Ángel Amadeo Labruna, máximo goleador de la historia de River Plate, vivió un final similar. En 1983, mientras dirigía a Argentinos Juniors, sufrió una descompensación cardíaca que derivó en su muerte. Labruna fue un emblema del fútbol argentino: ídolo como jugador, técnico ganador y referente de una época en la que el amor por la camiseta se traducía en entrega total.

También en los años ochenta, Vladislao Cap, quien había asumido como entrenador de River Plate, falleció a causa de un cáncer de pulmón. Su desaparición tomó por sorpresa a todo el ambiente futbolero, ya que aún se encontraba vinculado al club y trabajando en los entrenamientos.

CASOS MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS El fenómeno no se limita a la Argentina. En otros rincones del mundo también hubo entrenadores que partieron mientras cumplían su tarea.

El uruguayo Washington Etchamendi, en 1976, murió de un infarto durante un partido que su Deportivo Cali disputaba ante Santa Fe, en Colombia. Aquella escena quedó grabada como una de las más impactantes de la historia del fútbol sudamericano.

Años más tarde, otro argentino, Osvaldo Zubeldía, falleció en 1982 mientras dirigía al Atlético Nacional de Medellín, justo cuando su equipo era campeón del fútbol colombiano. Zubeldía, recordado por revolucionar el juego con Estudiantes de La Plata en los años sesenta, fue despedido con honores en Medellín y en La Plata.

Ya en tiempos recientes, el colombiano Armando “Piripi” Osma murió en marzo de 2025, durante un entrenamiento del Club La Unión en Ecuador. Su muerte recordó lo frágil que puede ser la vida incluso en los ámbitos más apasionados, donde la rutina del fútbol se entrelaza con la exigencia y el estrés cotidiano.

UN LEGADO QUE TRASCIENDE EL RESULTADO Miguel Ángel Russo se suma a esa lista corta pero imborrable de técnicos que dedicaron su vida —literalmente— al fútbol. La suya fue una carrera sin escándalos, guiada por el respeto y la coherencia, atributos que hoy se destacan tanto como sus logros deportivos.

En cada club que dirigió dejó una marca humana, más allá de la táctica o los títulos. Su figura representa la nobleza del entrenador que escucha, acompaña y enseña, sin necesidad de gritar. Por eso, su ausencia se siente más allá de Boca o del fútbol argentino: es la partida de un hombre que hizo del silencio y la dignidad su manera de ganar.

FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS

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