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Aquellas que resulten ser voluntarias "aptas" para donar lo hacen por escrito. Reciben un documento similar al de los contratos, donde el laboratorio deja en claro que no realizará desembolso en dinero por las muestras y otros detalles, por ejemplo cómo se debe entregar el pis, por ejemplo). Tras el censo, y de ser “ aptas” las mujeres reciben bidones donde tendrán que acumular la orina de uno o dos días. Tras ese tiempo, sólo deben dejar el pis en la puerta o el patio del domicilio ( en día y horario pautado) y los promotores del laboratorio pasan a retirar.
La orina no puede comercializarse. La ley argentina prohíbe la comercialización de partes y materias del cuerpo humano. A las donantes, mes a mes, se las gratifica con regalos fabulosos. Con el material que proveen se elabora una costosa hormona contra la infertilidad que va a parar al mercado europeo y norteamericano. La actividad de recolección de la donación es legal y certificada y recibe controles de organizaciones internacionales.
En teoría, el uso de la gonadotropina urinaria para tratar la infertilidad es un tratamiento que se realiza desde hace años sobre la base de una hormona que sólo se encuentra en la orina de las mujeres posmenopáusicas y que no se recolecta en condiciones específicas, porque se purifica cuando se la trata.
Aunque la situación parece simple, resulta llamativa y de hecho, especialistas médicos y genetistas consultados se mostraron bastante sorprendidos por el protocolo de recolección.
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