Atendiendo la propuesta urbana del nuevo FIAT Mobi, fue manejado en la capital paulista. En el tránsito típicamente lento se tuvo muy pocas oportunidades de acelerar, en esos casos su comportamiento fue austero, característico de los 1.0L más clásicos. Si se quiere más vigor hay que rebajar y dejar subir al tacómetro. La selectora de cambios tiene un comportamiento suave e impreciso, pero funciona bien. Si bien el conjunto no ofrece performances emocionantes, esa tampoco es la intención del Mobi.
En general, la percepción es que el Mobi no es tan nuevo como aparenta, detrás del volante la sensación es muy similar a manejar un Uno. La suspensión suave es la misma, así como la tendencia a inclinar un poco la carrocería en las curvas.
Detrás del volante la sensación es muy similar a manejar un Uno
En cuanto a la versión Way, se aprecian las alteraciones estéticas con barras longitudinales de techo, paragolpes y llantas de 14en aleación con diseños exclusivos, molduras protectoras en los guardabarros y 15 mm extra de despeje.
El contacto de manejo del FIAT Mobi Way se realizó en el interior de San Pablo con una buena parte del recorrido en caminos de tierra. Lejos de ser un auto aventurero, el Mobi Way se mostró más preparado que las otras versiones para enfrentar los desniveles típicos de estos caminos con la suspensión más alta que incorpora barra estabilizadora en el tren delantero. Se entró con barro y se mostró correcto y capaz a la hora de absorber las irregularidades sin renunciar a la firmeza. Esta cualidad deberá satisfacer a quién circula en ciudades con calles llenas de pozos y limitadores de velocidad.
En este caso, la barra estabilizadora delantera ayuda a controlar el rolido de la carrocería y a dar seguridad en las curvas acentuadas. Sin embargo, abusar un poco alcanza para percibir que la propuesta del modelo no pasa por la deportividad.