Pero desde la actual gestión municipal se trabaja fuertemente con el gobierno de la provincia para la instalación del POLO PRODUCTIVO, lugar que servirá de carga y descarga de los productos que se extraen del campo fraileño para darle valor agregado a nuestros productos, estratégicamente ubicarla en 10 hectáreas, incorporando la instalación de pequeñas y medianas industrias, curtiembre, extracción y elaboración de grasa bovina y porcina para la fabricación de velas, secadero hortícola, fábrica de placa de hormigón, fábrica de adoquines, comedores regionales, etc.
Hoy la ciudad continua siendo atravesada por la ruta nacional 34 dándole vida y partiéndola en tres partes perfectamente diferenciadas, el sector este y oeste con varios miles de hectáreas cultivables pero con un serio problema de derrame de aguas de los canales de riego circundantes que producen serios anegamientos varias veces al año, canales que requieren urgentes limpieza y canalizaciones por parte de organismos provinciales que conocen la verdadera situación.
Casi 24.000 habitantes tienen en la actualidad la ciudad dependiente en muy bajo porcentaje en lo laboral de la empresa Ledesma y organismos públicos, y mayoritariamente del agro, pero solo son seis meses lo que dura cada temporada, convirtiendo a los trabajadores en golondrinas los seis meses restantes del año.
Sin lugar a dudas este terruño esta bendecido por el creador, ya que desde estas tierras se saca uno de los mejores productos del agro, el tomate, una fruta requerida y deseada por muchos mercados cultivándose desde hace más de 100 años, es un verdadero regalo de Dios. Cuidada y mimada desde cuando está en el cantero casi como a un recién nacido, darle de comer, saciar su sed y hasta cuidarla de las enfermedades, esa es la tarea de aquellos que labran la tierra, de sol a sol, sin vacaciones ni feriados con la misma fuerza y cariño que los primeros habitantes que hicieron lo que hoy es este suelo, como ese tomate que le da vida a todos los que depositan sus esperanzas cada año, cada temporada que comienza con las plegarias días tras días rogando que el producto que crió tenga precio.
Varios serán los factores que jugarán para la retribución del trabajo de varios meses, para la recompensa final. Los tiempos ya no son los mismos al igual que la competencia en esta ruleta rusa, ser hoy agricultor en los momentos difíciles que atraviesa hoy el país.