Cada año, 42 mil bebés presentarán alergias alimentarias

 ‘Cualquier alimento en sí mismo puede ocasionar reacciones alérgicas, pero -en menores de tres años- los alérgenos más frecuentes son leche, huevo, trigo y soja. Son los cuatro más importantes’, sostuvo el Dr. Martín Bozzola, médico integrante de la Sección de Alergia e Inmunología Pediátrica del Hospital Británico. Y luego agregó: ‘en los más grandes, los principales son el maní, pescado, frutos secos y mariscos, los que completan lo que se conoce los como los ‘grandes ocho’, denominación que agrupa a los que más frecuentemente provocan alergia a cualquier edad’. 

Preocupan mucho a los padres, porque súbitamente ven cómo sus hijos se llenan de erupciones cutáneas o tienen síntomas gastrointestinales. Hoy los pediatras conocen mejor y sospechan más los cuadros de alergias alimentarias, por lo que rápidamente puede controlarse esta condición que afecta al 6% de los bebés, lo que representa cerca de 42 mil nuevos casos cada año.

En menores de un año, las dos presentaciones más frecuentes son a nivel cutáneo y gastrointestinal. Las erupciones en la piel suelen ser urticaria o eczemas, y lo que más preocupa a los padres es la presencia de sangrado en las deposiciones (proctocolitis alérgica). Existen otras reacciones más severas, aunque menos frecuentes, como la anafilaxia, que es el compromiso de la vía aérea, o, yendo un poco más adelante en la edad, complicaciones en el esófago o el intestino, que pueden dar una inflamación importante con algunas consecuencias o en otros casos causar diarrea de tipo crónica. 

Prestar atención a las reacciones que los bebés pueden presentar a los primeros alimentos que reciben a partir del sexto mes de vida es de suma importancia, puesto que esta etapa de incorporación de alimentos es crítica en el marco de lo que se conoce como los primeros 1000 días de vida, que van desde la gestación hasta los dos años de edad del niño, y que se ha demostrado que representan una verdadera ventana de oportunidad como condicionantes de la salud futura y del desarrollo integral de una persona en la adultez.

En el marco de alergias alimentarias, el Dr. Bozzola, quien también fue presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC), explicó que ‘el tratamiento inicial es dejar de exponerse al alimento que presuntamente desencadenó la reacción. Eliminar lo que te hace mal. Uno comienza quitándolo de la dieta y, si dio en la tecla, los síntomas paulatinamente se van retirando, con mayor o menor celeridad, según cuál sea el síntoma.’ 

Cuando se debe quitar determinado alimento, es importante prestar atención a que igualmente la alimentación general sea variada, completa y cubra todos los requerimientos nutricionales para esa etapa. Para los niños con alergia a la proteína de la leche de vaca, por ejemplo, existen leches de fórmula diseñadas específicamente para esos casos. Si uno debe quitar los derivados del trigo, hay papillas de cereales aptas para niños con ésta y otras alergias. 

Cómo diagnosticar las alergias alimentarias

Cuando el síntoma es una erupción cutánea, lo primero que se pregunta a los padres es si han incorporado en los días previos algún alimento nuevo en la dieta del niño. Si ése fue el caso, ya el pediatra comienza a sospechar. Alguno recomendará ir directamente al alergista y otro sugerirá exponerlo primero una vez más al alimento para reconfirmar. 

Sobre este punto, el Dr. Bozzola reconoció que ‘esto puede generar algo de resquemor en los padres, que ven a sus hijos brotarse nuevamente, ya en un evento previsible y que pudo haberse evitado, pero lo ciento es que es una estrategia válida y entendible’. 

De acuerdo con el mecanismo y desarrollo que el niño presente, el profesional implementará la estrategia diagnóstica y el abordaje que corresponda. Además, cada cuadro, de acuerdo con el fundamento fisiopatológico, va a tener un tipo de evolución u otro (evolución más o menos rápida, más o menos benigna). 

Según sostuvo el Dr. Bozzola, ‘se sabe que en la medida en que uno logra dar al niño una variedad amplia de alimentos, van estimulándose mecanismos de tolerancia, lo que es favorable en el tiempo para poder paulatinamente incluir el alimento que originalmente generaba la reacción’. 

Históricamente, el control de los cuadros de alergia se lograba mayoritariamente evitando que la persona se vuelva a exponer al alergeno. Es lo que se conoce como ‘tratamiento de seguridad’. 

En términos de vanguardia en el tratamiento de las alergias, el Dr. Bozzola anticipó que ahora se está trabajando para hallar caminos alternativos, ‘fundamentalmente a partir de desarrollos de inmunoterapia, sobre todo para aquellos casos de pacientes que no mejoran su problema en el tiempo’. 

Una de las líneas de investigación es hacia tratamientos de desensibilización o agotamiento, que consisten en la administración de un medicamento que reduzca la respuesta del organismo al alergeno. La complicación de esta estrategia es que si uno suspende la administración, al poco tiempo vuelve a ser tan alérgico como al principio. Otro mecanismo, en cambio, busca ir desarrollando tolerancia al alergeno, para que, una vez que ésta se alcanza, no importe cuánto o cuándo uno se exponga al alimento, ya no vuelva a presentar reacciones. 

Los dos esquemas son válidos, aclaró el especialista, ‘aunque todavía no se conoce qué paciente responderá mejor a uno o a otro, ni se puede medir cuándo uno ya alcanzó tolerancia al alérgeno y puede exponerse sin riesgo de reacciones. Pero se está en camino a poder identificar y diferenciar las células tolerígenas de las células reactivas en el organismo, por lo que el escenario actual era impensado cinco años atrás’.


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