La productora española Belli Ramírez, que cuenta con producciones de animación destacadas como Planeta 51 y la serie Pocoyó, sostuvo que si bien el producto final puede parecer simple, el detrás de escena de este mundo es muy complejo y, sobre todo, caro.
Todo hay que fraccionarlo y supervisarlo para que llegue a buen puerto. No nos podemos dar cuenta de los errores al final, cuando el plano está iluminado.
En una producción media trabajan 250 personas y esos son salarios durante dos años, sostuvo Ramírez en una entrevista con Télam en el marco de Ventana Sur, que se llevó adelante en Buenos Aires entre el 10 y el 14 de diciembre pasados.
La productora y consultora internacional estuvo en Buenos Aires para dar una conferencia en el marco de la décima edición del mercado de la industria audiovisual más importante de América Latina, en la cual explicó cuáles son los errores más comunes al momento de llevar a cabo una producción, a la vez que estuvo mirando algunos proyectos locales.
Aquí vi muchos proyectos y espero que vengan productores a financiarlos. Sé que la Argentina tiene tradición y que trabajan mucho para el extranjero, comentó Ramírez, cuya producción Pocoyó fue un éxito rotundo, con más de 8 millones de vistas en Youtube, plataforma que le pagó 2,4 millones de euros para que realicen la cuarta temporada.
- Télam: ¿Por qué es tan caro hacer animación?
- Belli Ramírez: Porque además de necesitar mucha gente, cada objeto que ves en pantalla se tiene que producir y esa producción pasa por varios departamentos y requiere de un seguimiento.
Luego está la tecnología que aunque está allí es muy caro: licencias, renders, etcétera.
- T: En estos 25 años, ¿cómo vio el avance de la tecnología?
- B.R.: Esa es la gran amiga que tenemos. Nos ha ayudado a ahorrar tiempo y dinero. Cada vez hay mas equipos y especialistas, lo que pone todo más fácil a los creativos y al trabajo en general.
T: Usted vino a hablar sobre los errores más comunes a la hora de encarar un proyecto. ¿Cuáles son?
- B.R.: No cerrar bien la fase de desarrollo y prepararse a producir un piloto que al final no va a quedar hace que se retrasara mucho el trabajo. Por ejemplo en un proyecto grande para el que trabajé, con los planos ya terminados, es decir, ya iluminados, los directores se dieron cuenta de que querían más movimiento en las calles y otro tipo de cosas; no lo habían planteado al comienzo, en la parte de desarrollo, y tuvimos que hacerlo sobre la marcha.