El 30 de agosto de 1857 se inauguró la primera línea de ferrocarril del nuestro país. Iba desde la actual Plaza Lavalle de Buenos Aires hasta la estación La Floresta.
La locomotora llegó de Londres y fue bautizada como "La Porteña". Venía con una gemela que fue llamada "La Argentina". También llegaron los vagones que completarían el tren.
ra una pequeña locomotora, que había sido construída en 1854 en Inglaterra y que a su vez era veterana de la guerra de Crimea.
Fue transportada hasta Buenos Aires en el vapor Borland, atracando en el muelle porteño en la navidad de 1856. Unas semanas más tardes desfiló por las calles de la ciudad en un enorme carro, tirado por 30 caballos.
Llegaron también los hermanos Juan y Thomas Allen, contratados para conducirla, junto con el ingeniero Guillermo Brogge, encargado de la instalación de los rieles, varios capataces y 160 obreros especializados en instalaciones ferroviarias, todos ingleses.
El primer ensayo fue el 28 de enero de 1857, entre la Estación del Parque (actual Plaza Lavalle) y San José de Flores.
Las pruebas fueron exitosas y se decidió que la fecha inaugural sería el sábado 29 de agosto.
Ese día, sobre la única vía, salió de la Estación del Parque a la una de la tarde. El tiempo acompañaba los festejos de los vecinos que vivaban la partida, en medio de flores y banderas donadas por familias de abolengo. Corría a 24 Km. por hora.
Más tarde, su paso fue saludado por intermitentes campanadas desde la histórica iglesia de Flores, y cuando habían transcurrido 35 minutos de viaje, ya estaba a la vista la estación de La Floresta.
Entre los pasajeros se destacaban Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento, Valentín Alsina, Dalmacio Vélez Sarsfield y Pastor Obligado.Enfundados en sus trajes de gala, iban también los socios de la empresa Camino de Hierro de Buenos Aires al Oeste: Felipe Llavallol, Francisco Balbín, Benicio Larroudé, Mariano Miró, Daniel Gowland, Manuel Guerrico, Norberto de la Riestra, Adolfo Van Praet, Esteban Rams y Vicente Basavilbaso.
El maquinista John Allen y el veterano fogonero italiano Alfonso Covazzi no perdieron el tiempo para bajar en aquel breve espacio que tenía la estación, entonces ubicada a la altura de la actual calle Caracas