LA COLOMBIANA PRETENDÍA HUIR DEL PAÍS
De Heidi tenía solo el nombre, por eso decidió huir del país. Sabía que la habían allanado y no tenía mucho tiempo más. Pasaporte colombiano en mano, a sus 24 años, se fue hasta Jujuy y de ahí pensaba cruzar a Bolivia. Llevaba el tapado símil piel y un carry on con lo justo y necesario cuando la detuvieron en la frontera.
Su caso tiene un condimento extra: los investigadores sospechan no fue su único golpe y que pertenece a una banda que también les robaba a sus víctimas los carnets de socios de los clubes. Otro fetiche: también se llevaban las tarjetas SUBE.
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La vida de arriba que vivía Heidi como viuda negra cambió radicalmente después de conocer a R.E., de 37 años, su víctima. Fue el pasado 13 de julio y ella pensó que ese era un golpe más, sería su fin.
Heidi y la víctima se contactaron por una red social de citas no tan popular como la más popular, pero sí donde abundan este tipo de ladronas. Después, empezaron a mensajearse y quedaron en juntarse en una pizzería cerca de la casa de R.E. para conocerse mejor. Ella sólo quería llevarlo a su casa, drogarlo y robarle. Y así lo hizo. La pizza terminó en la vivienda de la víctima, donde, como pasa en estos casos, tomaron bebidas alcohólicas y él se quedó dormido. Cuando despertó: le faltaban joyas de oro, su teléfono, dólares, pesos, una notebook, perfumes árabes y documentación variada, como el carnet de socio del club de sus amores.
La causa recayó en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°40, a cargo de Pablo de Simoni, quien encargó la investigación a la Policía de CABA, quienes la identificarla. Las primeras horas del ocaso de la viuda negra, tras su frustrado cruce del puente internacional "La Quiaca-Villazon", las pasó en la Comisaria 17 La Quiaca. Luego, llegó la comitiva de la Policía porteña para trasladarla ante el juez De Simoni. En un vuelo de Aerolíneas Argentinas arribó en los primeros días de agosto al Aeroparque Jorge Newbery y quedó alojada en celdas porteñas.