La "frialdad" de Putin ante el féretro del último líder de la Unión Soviética

Moscú - La reverencia ritual de Vladimir Putin frente a los restos de Mijail Gorbachov no bastó para disimular la frialdad del presidente ruso frente a la vida y la muerte del reformador, que treinta años atrás enhebró el futuro de esa inmensa extensión de aquel imperio, del que ahora se intenta recuperar algún fragmento.

Putin decidió no honrar en los funerales, omitiendo su presencia "por compromisos tomados con anterioridad". Pocos pasos en la habitación parcialmente oscura del hospital central de Moscú, con un ramo de flores rojas que deposita junto al féretro abierto del último presidente de la Unión Soviética.

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Eso fue lo que hizo Putin, luego bajó su cabeza en sentido de recogimiento por algunos minutos en favor de las cámaras de TV, se volteó a observar el gran retrato del padre de la Perestroika, se inclinó, apoyó una mano en el féretro, después se santiguó, se inclinó nuevamente y se marchó. El homenaje del jefe de la Federación Rusa terminó ahí.

"La ceremonia de despedida y el funeral se desarrollarán el 3 de setiembre, pero desafortunadamente la agenda de trabajo del presidente no le permitirá participar", dijo a los periodistas el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, y agregó -con una buena dosis de ambigüedad-, que las exequias tendrán algunos "elementos del funeral de Estado" como "la guardia de honor" y que "el gobierno ayudará a organizarlas".

Nada que ver con el funeral de Boris Yeltsin, único exlíder del Kremlin antes de Gorbachov, fallecido durante el liderazgo de Putin: ceremonia solemne en la imponente catedral de Cristo Salvador, transmitida en directo por TV, con el ataúd envuelto en la bandera rusa, los honores militares, el himno nacional y un día de luto con banderas a media asta proclamado por el propio Putin, que ofreció un discurso conmovedor en recuerdo del predecesor.

La ceremonia fúnebre de Gorbachov se realizará en la Sala de las Columnas de la Casa de los Sindicatos, tradicionalmente usada para las exequias de los líderes soviéticos a partir de Stalin y luego Breznev, Andropov y Cernenko. Será en el cementerio de Novodevichy, que hospeda los restos de nobles, intelectuales y líderes políticos, la última morada de Gorbachov. Junto a su adorada Raissa.

No era difícil imaginar que Putin no se hallaría particularmente emocionado por la muerte de quien provocó el colapso de la URSS, "la más grande catástrofe geopolítica del siglo XX", como testimonia el sensible telegrama de condolencias enviado a la familia. Por otra parte, Gorbachov, ya enfermo, no ahorró críticas a la invasión a Ucrania, que a Putin ciertamente no le agradó y eso marcó aún más el distanciamiento.