Más allá de su faceta como instrumentista de viento en el grupo, el artista combinó su formación en arquitectura con una profunda pasión por el jazz.
Buenos Aires, 13 diciembre (NA) – Ernesto Raúl Acher Abulafia fue la perfecta síntesis del humor inteligente y la excelencia musical. Según supo la Agencia Noticias Argentinas, su vida se movió entre dos mundos que supo fusionar con maestría: la seriedad académica y la irreverencia escénica.
DE LA UBA AL ASTENGO Antes de sumarse a los escenarios, Acher forjó una carrera sólida: se recibió de arquitecto en la UBA en 1965, donde también ejerció como docente. Paralelamente, su amor por la música era innegable, con estudios de piano y clarinete y una fuerte incursión en el jazz durante su adolescencia.
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Este expertise musical fue su pasaporte a la historia del espectáculo. En abril de 1971, ingresó a Les Luthiers inicialmente como sustituto de Marcos Mundstock. Pronto, su talento lo convirtió en una pieza clave del conjunto, donde permaneció por 15 años.
Dentro de Les Luthiers, Acher no solo aportó su destreza como instrumentista de viento (y pianista), sino también su capacidad compositiva. Es responsable de obras fundamentales en el repertorio del grupo, como la épica “La Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras” y la cómica “La gallina dijo Eureka”.
Su presencia en escena era magnética, dando vida a personajes memorables que hoy son parte de la cultura popular argentina, como el “Bufón Copoletto” o el “Capitán del bergantín”. Su última función con el grupo fue el 27 de septiembre de 1986, en el espectáculo “Humor dulce hogar”.
EL JAZZ Y LA BANDA ELÁSTICA La carrera de Acher no se detuvo tras su salida de Les Luthiers. Dos años después, reafirmó su camino musical creando La Banda Elástica. Este proyecto le permitió explorar su pasión por el jazz de una manera innovadora, fusionando el género con ritmos argentinos como el folclore y el tango, siempre con el sello del humor que lo caracterizaba. La banda estrenó cuatro espectáculos y grabó tres discos, demostrando la versatilidad y creatividad inagotable de su líder.
Ernesto Acher deja un vacío en el humor musical, recordado como el arquitecto que diseñó algunas de las estructuras cómicas más sólidas y las melodías más inolvidables del teatro argentino.
FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS