AFA busca un culpable y Estudiantes aparece como el blanco perfecto

El gesto en el obligado pasillo a Central por parte de Estudiantes le trajo consecuencias que hacen indignar cada vez más al hincha del fútbol argentino.

Buenos Aires, 25 noviembre (NA) -- El presidente de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), Sergio Marchi, decidió salir al rescate institucional con un repudio al pasillo de Estudiantes a Rosario Central que sirve más como gesto político que como defensa del fútbol argentino.

Según la opinión de Agencia Noticias Argentinas, el problema es que Marchi elige intervenir justo cuando su voz aporta al clima que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) intenta instalar, no cuando un plantel realmente necesita respaldo.

La indignación selectiva de FAA es vergonzosa. Marchi cuestiona a Estudiantes por un pasillo que, más allá de gustos, no vulneró derechos laborales ni puso en riesgo la integridad de nadie.

Sin embargo, en 2013 no levantó la voz por los jugadores de Colón, que descendieron arrastrados por una crisis económica y contractual que sí representaba una amenaza directa a sus condiciones laborales.

El ente tampoco salió a defenderlos cuando sus sueldos impagos pesaban más que cualquier sistema táctico. Tampoco defiende hoy a los futbolistas que siguen cobrando tarde, mal o nunca en varios clubes del país.

La FAA debería ser un gremio presente en todos los conflictos, no una herramienta que aparece cuando conviene alinearse con el poder de turno. Si un gremio se dedica a juzgar actitudes simbólicas mientras deja pasar atropellos reales, su función se desdibuja.

Y cuando esa falta de criterio coincide con el interés político de la AFA de castigar a Estudiantes, la sospecha deja de ser sospecha para convertirse en evidencia.

El escenario se vuelve aún más incómodo cuando se recuerda que el hijo del secretario general, Leonardo Marchi, es futbolista profesional y pasó por Arsenal antes de llegar a Central Córdoba, próximo rival del “Pincha” en el Torneo Clausura.

No se trata de responsabilizarlo, pero sí de señalar un conflicto de intereses obvio: el representante máximo del gremio critica a un club mientras su propio hijo se desempeña dentro de un sistema que él mismo debería regular con imparcialidad absoluta. La FAA no puede darse el lujo de quedar atrapada en esa trama si realmente quiere ser el escudo de los futbolistas.

Hoy el gremio prefiere discutir un pasillo antes que enfrentar la precariedad cotidiana de muchos jugadores del fútbol argentino. Y una vez más, AFA encuentra aliados dispuestos a reforzar su narrativa.

El castigo a Estudiantes parece ser solo el capítulo más reciente de un manual repetido: cuando el poder necesita un respaldo, siempre hay alguien dispuesto a dárselo, aunque para eso haga falta olvidarse de lo esencial.

#AgenciaNA

FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS

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