En los 10 meses que van de este año, con lo que cuesta un kilo de asado se pueden comprar tres de pollo y un kilo y medio de pechito de cerdo.
Con el alza registrada en octubre, los precios de la carne duplicaron en un año al índice general del INDEC, lo que contradice afirmaciones en contrario, y, en lo que va del Gobierno de Javier Milei, se consumen menos cortes bovinos como consecuencia directa de "la menor capacidad de consumo de los hogares", según concluye el Centro CEPA en base a datos de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (CICCRA).
Los principales incrementos del mes pasado, que se verán reflejados en los datos de inflación, fueron: asado (+8,2%), picada especial (+6,1%), matambre (+5,5%) y vacío (+5,3%), contra el alrededor del 2,2% que arrojaría el indicador general de precios del mes.
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Yendo al hueso de este comportamiento expansivo y cómo puede repercutir en la economía doméstica, hay que retrotraerse un año y verificar que los distintos cortes remarcaron 61,8%, 30,7 puntos porcentuales por sobre el 31,1% de toda la economía, Y que el asado (+64,7%) y el vacío (73,7%) subieron por encima del promedio general de la carne vacuna (61,8%). El bife angosto (+63,5%), el cuadril (+65,9%), el peceto (+66,5%) y el lomo (+66,6%) completan el ranking de cortes que sufrieron aumentos por encima del promedio.
Pero más allá de esta variación coyuntural, la comparación más contundente que explica el descenso del 7,3% en el consumo interno de carne bovina desde que asumió el actual Gobierno es que los salarios registrados del sector privado (INDEC) alcanzaron recién en agosto el nivel de noviembre de 2023. ARGUMENTOS PARA JUSTIFICAR EL ALZA El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) atribuye el incremento de octubre a una mayor demanda estacional por la cercanía de fin de año.
Pero también, para que se registraran incrementos que oscilan entre el 15% y el 18% e impacten directamente en el consumo familiar, hubo varios otros factores: las intensas lluvias que afectaron la oferta ganadera, las exportaciones que, aunque hayan descendido, reducen el stock disponible en el mercado interno y las especulaciones del sector en torno a posibles cambios en las retenciones, que se reflejan en la distribución a los puntos de venta.
Tanto en la zona norte como en la sur de AMBA fue muy superior al 4%, mientras en el oeste alcanzó a la mitad y en CABA menos del 1%. También se comprobaron diferencias de un 3% con respecto al mes anterior en las carnicerías y un 2,6% en supermercados.
En cuanto a la incidencia de las exportaciones en el comportamiento de los precios internos, en realidad en el acumulado de enero a septiembre de 2025 tuvieron una caída de 10,4% en comparación con 2024 y de 1,9% respecto de 2023. Este retroceso responde principalmente a la menor demanda proveniente de China —aun cuando en los últimos meses se observa cierta recuperación—, según indicó la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) en su último informe.
PRECIOS RELATIVOS Y SUSTITUCIÓN DE CONSUMOS Pero más allá de los promedios, las cotizaciones relativas con proteína animal sustituta muestran que en los 10 meses que van de este año, con lo que cuesta un kilo de asado se pueden comprar tres de pollo y un kilo y medio de pechito de cerdo.
En nuestro país, el consumo de carne vacuna (70 kg/habitante/año) es una característica tradicional de la alimentación. Las carnes son esgrimidas en la cultura nacional como el grupo de alimentos que aporta proteínas de alta calidad y la mejor fuente de hierro.
Sin embargo, este concepto es relativo: la anemia está presente en la mitad de nuestras embarazadas y el consumo de hierro es insuficiente en el 90% de los niños menores de dos años. Es decir que el consumo de carne, como dato estadístico, en verdad oculta las diferencias de ingesta de los diferentes niveles socioeconómicos. Por un lado, una parte de la población se enferma por exceso de proteínas y grasa saturada (obesidad, colesterol, gota) y por otro, los argentinos que se encuentran bajo la línea de pobreza sufren las consecuencias de la falta de proteínas y hierro en su alimentación básica.
FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS