Milei fue pragmático y ahora podrá construir mayorías legislativas

El Presidente entendió que la ‘etapa adolescente‘ estaba agotada y que tenía que empezar la ’etapa adulta‘ si quería que hubiese un programa de reformas intenso

La gran victoria del gobierno representa, ante todo, una gran derrota del kirchnerismo. Con este voto, Argentina se evitó tener al kirchnerismo de vuelta, que se iba a dedicar a desestabilizar, instalar energúmenos como Kicillof y presionar para liberar a la condenada Cristina Kirchner. Por otro lado, si ganaba el kirchnerismo iba a haber un descalabro económico internacional. El mundo está harto de los kirchneristas y todas las puertas de ayuda se iban a cerrar. El objetivo es terminar con el kirchnerismo y dejarlo reducido a una fuerza testimonial que ni incida en la política. El kirchnerismo es lo peor que le pasó a la Argentina y es lógico observar su decadencia con placer.

El Gobierno había perdido mucho tiempo en sus delirantes peleas internas, con la prensa, sus aliados y, lo peor de todo, contra votantes propios. Por ese camino se asomaba al precipicio, como quedó demostrado en la pasada elección en la provincia de Buenos Aires, y se encontraba en una situación riesgosa en materia económica. Si no rectificaba, se exponía a múltiples riesgos. En la reunión con Trump le explicaron que tenía que tender acuerdos y ganar elecciones. Milei fue pragmático —eso es un mérito— y cambió su actitud frente a la política. No hubo más insultos y bajó el perfil confrontativo, enfocándose solo en el kirchnerismo. Entendió que la etapa adolescente estaba agotada y que tenía que empezar la etapa adulta si quería que hubiese un programa de reformas intenso. Ahora puede construir mayorías legislativas para poder encarar la reforma laboral, la impositiva y la sindical, entre otras. También, para que haya medidas que provoquen, al fin, un despegue económico, ya que hay mucha gente pasándola mal en Argentina. El gobierno también debe despejar algunos capítulos de corrupción que venían preocupando en los últimos tiempos.

El PRO tiene una victoria amarga, ya que está en la boleta ganadora, pero la victoria es de LLA. Se abre una etapa de reconstrucción del PRO que le va a costar mucho. La gran victoria de Patricia Bullrich la coloca como una seria candidata a la jefatura de gobierno de CABA, que es el bastión del PRO. Macri deberá trabajar mucho para seguir manteniendo a su partido competitivo.

La apuesta de la polarización resultó exitosa. Quedó muy poco por fuera de los dos primeros. La alternativa de los gobernadores resultó menos sólida electoralmente de lo que se preveía. Hay unas expresiones políticas que hace unos años parecían poderosas y hoy no tienen ninguna incidencia política. Gente como Larreta o Lousteau, que hace dos años aspiraban a grandes cosas, hoy no influyen en nada. No entendieron los cambios en la sociedad argentina. Lousteau es el presidente de la UCR, que está completamente desdibujada, y demostró que su capacidad de construcción es nula y solo trabaja para él. Es un desastre para los radicales la presidencia de Lousteau.

La política cambió en el mundo y Argentina se coloca en la tendencia mundial. La izquierda se dedicó a la agenda woke y a robar. No había que darles pelea: se caían solos.

Ojalá se consolide un Milei más institucionalista y más abierto para gobernar. El Milei encerrado estuvo al borde del precipicio. El pueblo le ofrendó una victoria magnífica a Milei y una derrota enorme al kirchnerismo. Es una oportunidad enorme para salir del estancamiento. La boleta única fue un acierto. Los kirchneristas se quejaban porque, con el sistema de listas sábanas, se robaban siempre un porcentaje con el fraude.

Es de esperar que Argentina no desaproveche esta oportunidad, que Milei entienda que es con aliados, con humildad y poniendo a los mejores en cada puesto. Argentina no puede seguir desperdiciando tiempo y oportunidades.

FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS

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