Quién es Martín Maccarone, el empresario constructor a cargo de toda la obra pública. Un funcionario fantasma con denuncias de conflictos de interés.
En el corazón del Ministerio de Economía opera una figura de poder discreto pero inmenso: Martín Maccarone, el "funcionario fantasma" de Luis Caputo. Este empresario de la construcción, proveniente de una familia con fuertes intereses en el sector, es hoy el hombre que planifica, supervisa y adjudica toda la obra pública nacional, una posición que lo ubica, según denuncian sus críticos, "de los dos lados del mostrador".
Maccarone, ingeniero industrial del ITBA con un posgrado en finanzas, comanda la Secretaría Coordinadora de Infraestructura, un área que absorbió Obra Pública, Transporte y Vivienda. Según supo Noticias Argentinas, en los pasillos del ministerio lo consideran el verdadero poder detrás del reparto de fondos y prioridades, un intermediario que reporta directamente a Caputo y articula las licitaciones sin control aparente.
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DE LOS DOS LADOS DEL MOSTRADOR El principal cuestionamiento a Maccarone es su evidente conflicto de interés. Antes de asumir en el Estado de la mano de Luis y Santiago Caputo, era la cabeza de Coinsa Construcciones S.A., la compañía familiar detrás de proyectos de alto perfil como el Paseo Gigena, Shopping Soleil y el Patio Bullrich.
Ahora, desde su despacho oficial, es quien intermedia entre los decisores políticos y los grandes actores del sector constructor del que él mismo formaba parte. Medios especializados y dirigentes opositores han señalado la superposición de sus vínculos privados con la función pública, especialmente en relación a la concesión del Paseo Gigena y a sociedades compartidas con empresas cercanas al propio Luis Caputo.
UN PODER SIN CONTROL El diseño institucional implementado por Caputo le otorga a Maccarone poderes inéditos: valida todos los contratos, centraliza las licitaciones y controla los tiempos y las partidas presupuestarias. Su influencia es tal que colaboradores directos del ministerio sintetizan su rol con una frase: "Nada se mueve sin su visto bueno".
Pese a los crecientes cuestionamientos sobre la ética de su designación, hasta el momento no pesan sobre él causas judiciales. Sin embargo, su figura como empresario que ahora controla la caja de la obra pública representa uno de los mayores conflictos de interés de la gestión.
FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS