Había sido corrido como candidato a diputado nacional por presiones de Juan Grabois.
Los elogios que el gobernador bonarense, Axel Kicillof, le prodigó en público el miércoles pasado por su papel de mediador en las sombras entre el kirchnerismo y el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), un armado de unidad que estuvo a punto de caerse a pedazos, fueron suficientes estímulos para que el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, se quebrara de la emoción y recordara los sacrificios hasta personales que tuvo que hacer para mantener a flote y competitivo al peronismo.
La confirmación de la paliza electoral de Fuerza Patria fue una reivindicación para Massa, quien en esta ocasión no fue protagonista estelar ni recibió las luces de los flashes pero fue clave en los meses previos para reconstruir los puentes de diálogo entre dos sectores que llegaron enfrentados al extremo al cierre de candidaturas.
También te puede interesar:
Tras sellar una frágil unidad en la provincia de Buenos Aires, el tigrense fue tanteado como posible cabeza de lista de Fuerza Patria para las elecciones del 26 de octubre, pero las presiones de Juan Grabois y el recuerdo aún fresco del fracaso de la experiencia del Frente de Todos conspiraron en su contra y decidió guardarse.
En 2023, Massa había surgido como candidato presidencial de unidad del peronismo, cumpliendo al mismo tiempo su tarea como ministro de Economía, en una etapa de alta complejidad para el Gobierno del Frente de Todos y para la economía del país.
El desafío era muy exigente y Massa quedó cerca del objetivo, a apenas tres puntos de ganar en primera vuelta.
Con la llegada de Javier Milei al poder, el tigrense eligió el escudo del silencio y solo apareció para dar testimonio en pocas ocasiones.
No obstante, nunca perdió influencia en la cúpula de decisiones del peronismo a partir de su excelente vínculo tanto con Cristina como Máximo Kirchner, como por su eficaz rol de mediador de la unidad con Kicillof.
FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS