Basta de remeras truchas o de marca: los chicos se harán las suyas personalizadas

El consumo de ropa y calzado cayó 30%. Las marcas compiten en precios y promociones. Los más jóvenes viran hacia la impresión digital y el comercio electrónico.

La Generación Z, que abarca a los nacidos entre mediados de los ´90 y principios de la década de 2010, no repara en modas ni en estadísticas de consumo, y empezó a amasar un nuevo negocio dentro de la era digital: crear y vender en línea marcas de ropa, remeras impresas personalizadas, sin tienda física, ni fábrica, ni depósitos para los stocks.

La impresión digital y el comercio electrónico están dando lugar a una nueva generación de marcas independientes, ágiles y altamente conectadas con el consumidor, que estima Mordor Intelligence, tardará cinco años en desarrollarse en forma global.

Así es como el mercado que comenzó a delinearse se estima que alcanzará este año los US$ 6.84 mil millones, con producción a demanda, tiradas a medida y foco en la exclusividad, escalará hasta los US$ 11.93 mil millones para 2030.

Uno de los segmentos de mayor crecimiento es el de la impresión de remeras personalizadas, que permite experimentar con diversos estilos y tipografías llamativas y colores vibrantes.

“La impresión digital está marcando la diferencia porque ofrece la posibilidad de producir bajo demanda sin sacrificar calidad ni velocidad”, explica Jaume Carrera, gerente en Roland DGA. “Esta tecnología permite lanzar colecciones en tirajes cortos, adaptarse casi en tiempo real a las tendencias y reducir riesgos operativos”, agrega.

IMPRESIÓN DIGITAL Las herramientas de impresión digital, como la tecnología DTF (Direct to Film), permiten realizar diseños complejos con alta definición y aplicarlos a una amplia gama de textiles y productos, desde remeras hasta gorras, bolsos o sneakers.

Entre sus beneficios clave se destacan la alta calidad en tirajes cortos, la agilidad para responder a tendencias en tiempo real, la reducción de desperdicios y el menor impacto ambiental.

Las grandes marcas en escala, que en este momento están abocadas a competir por precio contra la apertura importadora y hasta con la producción de las ferias populares para no seguir resignando facturación, tendrán así que enfrentar, a corto plazo, a un contrincante diferente en creatividad, identidad y agilidad: las nuevas marcas digitales.

En estos momentos, las cadenas infantiles, las marcas aspiracionales y las etiquetas de moda urbana se esmeran en recomponer el volumen de ventas dentro de un mercado en retroceso.

Los precios de la indumentaria y el calzado están en plena etapa de ajuste, ante la presión de las importaciones pero principalmente porque las ventas en abril y mayo ya se venían cayendo en términos interanuales un 30% y el Hot Sale ratificó la merma.

PROMOCIONES, DESCUENTOS, BONIFICACIONES Descuentos del 30% a 40%, bonificaciones, promociones como el 2x1 o el 3x2, llegaron para quedarse, lo mismo que las 12 cuotas sin interés.

Cadenas como Carrefour lanzaron remeras para adultos por menos de $20.000, disponibles en diferentes modelos, colores y talles.

Además, otro hipermercado también se sumó con propuestas similares, en el mismo, se consiguen remeras estampadas y de buena calidad a menos de $12.000.

La disputa por las ofertas se da en un momento en que los hogares, que destinaban aproximadamente el 7% de sus gastos totales a la compra de indumentaria y calzado, ya no pueden seguir ese tren. Y por el lado de la oferta, aproximadamente las dos terceras partes de las prendas se fabrican y comercializan a través de dos grandes circuitos mayoristas informales: La Salada y Flores.

En el megacomplejo de Ingeniero Budge llevan tres semanas clausuradas las tres ferias que lo componen, con las persianas bajas y bajo custodia policial, como parte del operativo que siguió a la detención de Jorge Omar Castillo y otros 15 líderes del complejo, acusados de maniobras de lavado con empresas de la Argentina y Panamá. Aunque están por reabrirse, la agresividad de las ofertas se mantuvo y le marcó la cancha al comercio: en los paseos de compra satélites que continúan abiertos -por estar fuera de la causa judicial-, una remera básica sale aproximadamente $5000; un buzo con un logo de Adidas o Nike oscila entre los $10.000 y los $20.000, unos escarpines, $2000, y una cartera de cuerina de producción artesanal, entre $3000 y $5000, según el tamaño.

El empobrecimiento del consumo bajó la vara en las pretensiones de calidad y ahora la mayor parte de la ropa importada de marca que circula por los canales alternativos es falsificada. Ocurre que los comerciantes compran en países vecinos, como Perú y Bolivia, y luego la revenden en La Salada y saladitas.

Las réplicas son versiones locales de este producto, que suelen ser de menor calidad y, por ende, más económicas.

En este contexto, la Generación Z se desmarca, al demandar productos que reflejen su identidad, su estética y su compromiso con valores como la sostenibilidad y la diversidad.

FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS

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