Era jovencita cuando entró al sector público, se recibió e hizo carrera 30 años en varios organismos. La echaron y hace más de un año que no consigue empleo.
Se llama Anabela, es profesional con título universitario y durante 30 años hizo carrera dentro del Estado en distintos organismos y reparticiones. Hace un año que la despidieron y hasta hoy lleva repartidos, sin respuesta, más de 80 CV en empresas privadas.
Atravesó las gestiones de Fernando de la Rúa (radical), de Eduardo Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner (peronismo K), Mauricio Macri (Pro) y Alberto Fernández (PJ con K), hasta que llegó Javier Milei blandiendo la motosierra, y terminó siendo enviada a la calle con otros 50 mil profesionales como ella que estaban desempeñando tareas en cargos no políticos de los Ministerios de Ambiente, Derechos Humanos, Justicia, y de organismos de Vialidad, Vivienda, CONICET, INTI, INTA, Medios, entre otros.
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A los 50 años de edad cosechó mucha experiencia en un sector público que, directamente o por las regulaciones de la economía argentina, siempre estuvo involucrado decisivamente en la actividad privada.
En el extenso currículum que escribió e imprimió entre lágrimas junto a una colega y amiga en su casa, con la pareja conviviente y la hija pequeña que ambas criaban, resaltaba la ventaja de haber recibido capacitación para administrar expedientes públicos-privados de todas las actividades económicas del país, en el marco cada política de Estado de turno.
Y destacaba que tenía el conocimiento práctico de las hojas de ruta ejecutivas, versus los máster, posgrados y antecedentes de empleos que presentan los que nunca estuvieron en el Estado pero, como ella, están buscando trabajo en las empresas privadas.
ESTADÍSTICAS DE CARNE Y HUESO "Que entre noviembre de 2023 y abril de 2025, la dotación de personal de la Administración Pública Nacional, empresas públicas y sociedades del Estado se redujo en 50.553 puestos, lo que implica una caída del 14,7%, no lo digo yo, sino que lo acaba de publicar el Centro CEPA", esgrime el último informe del instituto económico de orientación peronista.
Y relata el drama que vive un trabajador despedido, sea del sector público o privado, que va más allá de lo laboral.
"Volver a mi casa sabiendo que no volvería a cobrar un sueldo hasta que consiguiera algún trabajo me cargó de incertidumbre y me afectó el carácter", reconoce.
Pero "como en el hogar vivíamos del laburo del Estado, empezamos a chocar fuerte, más por miedo que por desavenencias propiamente dichas de nuestra relación, y terminamos cada una por su lado", agrega entre sollozos.
Reconoce haber hablado con su familia de migrar al interior, a Añelo, en Vaca Muerta, si la contrataba alguna petrolera, "pero no es fácil, mudarse, ver qué hacer con la hipoteca, separar a nuestra hija de los compañeros de escuela, de amigos, de parientes, y adaptarla a un nuevo ambiente, y no es que tampoco lo que podés llegar a ganar te salva para todo el viaje", advierte.
SERES HUMANOS La motosierra del Gobierno de Milei rebanó estadísticas, como decapitó al 15% de la nómina que cobraba remuneraciones del Estado, pero resulta que las cabezas que rodaron eran humanas, pertenecientes a empleados con categoría que cumplía horario y con las obligaciones de su función. No todos, ni siquiera la mayoría, calificaban como ñoquis, como estigmatizaron desde el gobierno y un sector de la sociedad al empleado público.
"Por ser idóneos en lo que hacíamos hasta varios de los que pasaron por la función pública con cargos políticos nos cedían toda la ejecutividad de lo que decidían en lo más alto del poder. Si salías de la oficina, de directores para arriba, era como otro mundo, y no lo digo porque fueran todos incompetentes ni mucho menos, sino que se movían en una realidad distinta a los del escalafón de carrera", se defiende.
Ella y los que como ella fueron a parar a la calle para que las cuentas fiscales adelgazaran en US$ 1.800 millones tienen que seguir pagando vivienda, viático, alimentar a su familia, y en general, no cuentan con dólares en el colchón.
"Estoy pagando la cuota de un crédito hipotecario que saqué en la época de Macri, que ajusta por UVA, y la inflación me mató. Renegocié el monto mensual con el banco y me pasaré el resto de mi vida sin poder cancelar la hipoteca", se lamenta.
“Suerte que una amiga de la que ahora es mi ex me consiguió algunos laburitos de mi profesión que facturo como monotributista y por lo menos me permiten pagar los gastos de comida y techo”, dice. Y se esperanza: "Mientras duren, resisto, pero todos los días religiosamente salgo a repartir currículums. No exagero, llevo más de 80 entregados en el año que cumplí de desocupada, y los dedos de una mano me alcanzarían para contar los que, por lo menos, me citaron a una entrevista presencial", prosigue.
NI EMPLEO PÚBLICO NI PRIVADO La recesión que afectó a los privados y desalentó inversiones productivas cercenó oportunidades de incorporaciones y así son demasiados, en función de los escasos puestos vacantes, los que deambulan en la búsqueda de ocuparse y volver a percibir la seguridad de un salario.
Es que serían aspirantes calificados para entrar en nuevos proyectos por venir, siendo que en la mayor parte de los casos, el recorte recayó en primer lugar, en la administración descentralizada (es decir, los organismos o entes públicos que manejan asuntos específicos con autonomía técnica, administrativa y financiera); en segundo y tercero, de las empresas del Estado y la administración centralizada (es decir, conjunto de órganos y dependencias que integran directamente al Poder Ejecutivo nacional) respectivamente; y en cuarto y quinto, de la administración desconcentrada (es decir, el conjunto de oficinas y delegaciones del gobierno central para ejecutar funciones en diferentes zonas del país) y otros entes, respectivamente.
Al igual que sus colegas despedidos del Estado, Anabela se reconoce ventajas para moverse administrativamente en transiciones hacia mercados desregulados, como la que plantea La Libertad Avanza, precisamente por haber desarrollado experiencias en regulaciones que se fueron emparchando en los sucesivos gobiernos, y entender cómo funcionan los vasos comunicantes con la Justicia.
"Pero venís del sector público y te estigmatizan, ñoqui, vago, militante, y todas las etiquetas injustificadas que nos ponen los que hacen política con nosotros, sin reparar en que esas injustas generalizaciones comprometen el plato de comida de la mesa familiar", indica.
AMPUTACIÓN EN VEZ DE RACIONALIZACIÓN De la vereda pública, la motosierra no sólo limita la capacidad operativa de las áreas recortadas o eliminadas, sino que también genera una pérdida de saberes técnicos y experiencia acumulada a lo largo de años, difícil de reemplazar en el corto plazo.
Pero como la política de ajuste implica también un cambio de rumbo en la visión del rol del Estado, con impactos concretos sobre miles de trabajadores y sobre sectores clave para la infraestructura y el desarrollo del país, el sector privado, que simultáneamente expulsó mano de obra en todo este tiempo, no se preparó para empalmar con el nuevo modelo de país que trasuntan los discursos de Javier Milei y el equipo de gobierno.
En 2024, los privados expulsaron 187 mil empleados, principalmente de la industria y la construcción, y las perspectivas del año en curso no son auspiciosas.
Si se les suman los 50 mil despedidos por el Estado, entre ellos Anabela, constituye una fuerza laboral legionaria la que recorrerá empresas, CV en mano hasta que bajen los brazos. Porque son demasiados para tan pocas posibilidades de oferta privada de trabajo.
FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS