La tecnología nos cambió: cierran cada vez más supermercados y quioscos

La tendencia es global: los hábitos de consumo son cada vez más impulsados por la digitalización y la preferencia por establecimientos más pequeños y cercanos.

Pasear por góndolas alineadas en largos pasillos para cargar el carrito del supermercado o ir al kiosco a buscar cigarrillos o golosinas son hábitos de consumo que las nuevas tecnologías y las crisis económicas están sepultando, tanto en el Hemisferio Norte como en América Latina, y Argentina no está al margen.

En los últimos días, la histórica cadena española Alcampo, propiedad del grupo francés Auchan, anunció que cerrará 25 sucursales y reducirá superficies en 15 hipermercados.

Esta medida impactará a unos 710 empleados, lo que representa cerca del 3% del total de su plantilla en el país.

Mientras, de este lado del Atlántico, en Estados Unidos, Daily Table comunicó que baja definitivamente las persianas de todos sus locales.

NUEVO PERFIL DE CONSUMIDORES Son noticias que se vienen repitiendo desde el año pasado, cuando los consumidores fueron haciendo más ostensible la modificación de los hábitos de compra, al priorizar los productos de marca blanca, buscar ofertas y promociones y hacer sus compras en línea.

Esto redujo la necesidad de mantener abiertas aquellas tiendas físicas cuya rentabilidad no lo justificara, y, por ende, cerraron las menos rentables para redirigir recursos a mejorar su infraestructura de comercio electrónico.

En nuestro país, los primeros en sucumbir ante los cambios que impuso el ajuste económico fueron los kioscos.

En el último año, desaparecieron cerca de 16.000, golpeados por una recesión generalizada, por la competencia de nuevos canales de venta y el avance de cadenas comerciales.

Una de las principales causas, según el vicepresidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina, Ernesto Acuña, es la pérdida de exclusividad en la venta de productos tradicionales de los kioscos, como cigarrillos, bebidas y golosinas, que ahora se ofrecen en supermercados, farmacias, verdulerías e incluso en "mini kioscos" instalados en las cajas de grandes comercios.

Otro factor clave es el crecimiento de las cadenas denominadas "Open 24", que, según Acuña, no compiten con mejores precios, sino con una estrategia de desgaste.

"Por lo general, las cadenas son más caras que el kiosco de barrio. Nosotros trabajamos muchas veces con la familia, a veces el dueño está detrás del mostrador, pero las cadenas tienen empleados y abren múltiples sucursales. No les importa si un local no es rentable de inmediato; con 200 kioscos, lo que suma, suma", explicó. MODELO FAMILIAR La radiografía del kiosco de barrio que cierra refleja un modelo tradicional, a menudo familiar, con el dueño trabajando directamente en el mostrador o, en algunos casos, con uno o dos empleados. Muchos atienden desde una ventana en una casa o en locales pequeños, pero la falta de ventas y la competencia desleal los llevaron al colapso. "Los kiosqueros dependemos de un solo ingreso, el del kiosco. Si no vende, no hay forma de sostenerlo", subrayó el dirigente.

Claro que la situación varía según la zona geográfica. En barrios de clase alta como Recoleta, Belgrano o Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires, los kiosqueros reportan que las ventas se mantienen estables.

Sin embargo, en áreas de clase media, como Villa Urquiza, las ventas cayeron un 40% en los últimos dos años.

La situación es aún más crítica en los barrios del sur de la Capital Federal, donde los comerciantes aseguran que "no se vende nada". También apareció, de acuerdo con una encuesta de la red internacional WIN, elaborada en el país por la consultora Voices!, una nueva radiografía, en los últimos 12 meses, sobre los hábitos alimentarios de los argentinos: se revela una tendencia positiva hacia la reducción en un 40% del consumo de golosinas y de la llamada “comida rápida", en 45%.

LOS SUPERMERCADOS SUFRIERON LA RETRACCIÓN A los supermercados argentinos no les fue bien en 2024.

De acuerdo con el informe del Instituto de Estadística y Censos de CABA, tanto en supermercados como en autoservicios mayoristas, las ventas constantes de enero/diciembre arrojaron el peor resultado de la trayectoria anual de cada serie (-8,8% y -8,3% respectivamente). Al otro lado del Atlántico, en España, la crisis de consumo también se hizo sentir en los supermercados, aunque por distintas razones. Mercadona, por ejemplo, cerró varios supermercados que no podían adaptarse a sus nuevos estándares de eficiencia y calidad. Y se enfocó en remodelar y abrir tiendas más modernas y eficientes, con mejores servicios y mayor accesibilidad para los clientes.

Eroski, otra gran cadena, anunció que cerraba 132 tiendas, la mayoría debido a traspasos. Sin embargo, el proceso incluyó tanto tiendas propias como franquicias, pero como parte de una estrategia de reposicionamiento en el mercado y optimización de operaciones, de acuerdo con el sitio Los Replicantes.

Día: también cerró varios establecimientos en 2024, aunque no se especificó el número exacto, según el portal Alimarket. Están relacionados con un proceso de racionalización de su red de tiendas para mejorar la eficiencia y centrarse en las ubicaciones más rentables.

Carrefour llevó a cabo una reestructuración que implicó el cierre de varias tiendas en ubicaciones específicas, proceso que es parte de una estrategia global para mejorar la eficiencia y adaptarse a las demandas cambiantes de los consumidores.

En el año anterior, El Corte Inglés había ejecutado el cierre de 47 supermercados de su cadena SuperCor, vendiéndolos a Carrefour por 60 millones de euros.

Lidl, aunque estuvo en una fase de expansión en otras áreas, cerró algunas tiendas menos rentables como parte de su estrategia de optimización de operaciones.

FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS

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