El Calamar venció a Racing, River, San Lorenzo y Huracán para lograr el primer título profesional de su historia. Una historia de fe, barro y redención.
La historia de Platense campeón del Torneo Apertura 2025 es, ante todo, una historia de reconstrucción, convicción y sueños realizados. Apenas cuatro años después de haber regresado a la máxima categoría del fútbol argentino tras años de penurias en el ascenso, el club de Vicente López levantó por primera vez una copa profesional en su historia.
Lo hizo sin estrellas rutilantes ni cheques millonarios: lo logró con un equipo de guerreros curtidos en el barro del ascenso, que vencieron a Racing, River y San Lorenzo en los playoffs todos en condición de visitante, antes de gritar campeón en Santiago del Estero frente a Huracán.
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El recorrido del “Calamar” en esta campaña fue tan heroico como inesperado. Pocos lo colocaban entre los candidatos cuando arrancó el torneo. Pero la solidez del grupo, la confianza construida desde lo institucional y el temple en los momentos decisivos terminaron escribiendo una gesta inolvidable.
En un país donde el fútbol a veces parece reservado para los poderosos, Platense rompió el molde con trabajo, humildad y hambre. La emoción se desbordó no solo en las tribunas sino también en la voz de su presidente, Sebastián Ordóñez, quien recordó que en 2016, el club estaba al borde del descenso a la Primera C: “Era un club devastado por donde lo quieras mirar”.
El equipo campeón 2025 es un manifiesto vivo del fútbol de ascenso. Desde el arco hasta los delanteros, la base está compuesta por futbolistas que hicieron sus primeras armas en categorías menores, en clubes humildes, o que llegaron a Vicente López buscando una segunda oportunidad.
El arquero Cozzani (ex Maipú), los defensores Saborido (Villa San Carlos), Vázquez (All Boys), Silva (Atlanta) y Salomón (Boca), el mediocampo con Herrera (San Martín de Tucumán), Mainero (Instituto) y Picco (Arsenal), y los atacantes Ronaldo Martínez (Resistencia de Paraguay) o Ignacio Schor, hijo pródigo del club, conforman una formación que emociona por lo que representa: esfuerzo, lucha, y redención.
No menos impactante fue el camino hacia el título: octavos de final en Avellaneda ante Racing, cuartos en el Monumental ante River, semifinales en el Nuevo Gasómetro contra San Lorenzo y la final en Santiago frente a Huracán. Todos como visitante.
Todos con dientes apretados, sin perder la fe. La dupla técnica Orsi-Gómez que se conoció en Fénix, pura del ascenso argentino, consolidó un grupo que supo sufrir, y cuando pudo soñar, no se achicó. “No es casualidad, es causalidad”, sentenció el presidente Ordoñez, sintetizando una década de trabajo colectivo que culminó en una hazaña impensada.
Platense no solo se consagró campeón, hizo historia. En tiempo récord, pasó de pelear el descenso en la C a levantar una copa en Primera. Lo hizo sin promesas vacías, sin padrinos políticos ni billeteras salvadoras.
Lo hizo con jugadores olvidados, técnicos que creen en el esfuerzo y se criaron en el ascenso, dirigentes que aman al club y una hinchada que nunca soltó la mano. Lo que sucedió en 2025 no fue un milagro, fue el premio a no haberse rendido jamás.
FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS