Alma, de 9 años, pidió que no cierren el hospital de niños y que les paguen a los residentes: Cuando estoy triste, ellos bailan conmigo, dijo al aire.
En medio de la crisis que atraviesa el Hospital Garrahan por los bajos salarios de los residentes médicos, una niña de 9 años llamada Alma, paciente con lupus, expresó en una entrevista radial su afecto por el personal de salud y realizó un pedido conmovedor al presidente Javier Milei: “Si puede, que les pague”.
La escena tuvo lugar durante una nota emitida en El Destape Radio, cuando la nena, que se encuentra bajo tratamiento en el hospital pediátrico, relató: “Cuando estoy triste en el hospital y estoy internada, vienen los médicos y empezamos a jugar para que no me ponga triste. Jugamos y bailamos”.
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Con voz tímida pero firme, Alma interrumpió la charla para sumar un pedido directo al jefe de Estado: “¿Te puedo decir algo? Que si puede Milei pagar a los residentes y que no cierren el hospital”.
El testimonio generó un fuerte impacto en el marco del conflicto que mantienen los médicos residentes del Garrahan, quienes llevan adelante un paro de actividades ante la falta de respuestas del Gobierno nacional a sus reclamos salariales. Denuncian cobrar menos de 800 mil pesos por jornadas de hasta 70 horas semanales y aseguran que la situación es “insostenible”.
La carta del colectivo de residentes fue leída por Carolina, una de sus voceras, quien lamentó con la voz quebrada que el Ministerio de Salud no acercó ninguna propuesta concreta durante la última reunión y que el conflicto se prolonga desde hace más de un año. “Nuestro lugar no es enfrente de las cámaras, sino al lado de nuestros pacientes y sus familias, pero esta situación es insostenible”, sostuvo.
El Hospital Garrahan, ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios, es el centro pediátrico de alta complejidad más importante del país y realiza alrededor de 600 mil consultas por año, además de trasplantes e intervenciones de alta precisión.
Mientras continúan las medidas de fuerza, la imagen de Alma se volvió un símbolo del impacto humano que tiene el conflicto: una paciente que pide lo esencial para su tratamiento —el acompañamiento de quienes, con profesionalismo y vocación, bailan con ella para que no se sienta sola.
FUENTE:AGENCIA NOTICIAS ARGENTINAS