Comportamiento familiar durante el encierro

ENFOQUE

 Cuando asociamos un problema serio, importante (Corona Virus), a un encierro de muchos días de toda una familia, podemos impensadamente estar asistiendo y manipulando una bomba humana sumergida en el tiempo y el roce, pronta a estallar.
Lo sabemos, el amor y la santa paciencia hace más tolerantes y comprensivos a todos, sin embargo, no siempre suele ser una cuestión fácil de sobrellevar y menos alegrar. Porque suman ingredientes preexistentes que en el curso de días y quehaceres, el propósito pierde sustento e indulgencia en la balanza de un inconsciente que trabaja sin descanso. Y que súbitamente parece traicionar y sorprender al mismo actor efector. En su transcurso va agotando entendimiento, tolerancia, y sobremanera crece el hastío de un tiempo pensado para otra cosa, íntimamente atado a lo personal, y que, obligado, se ve consumido en horas de espera de algo que no se termina de saber o comprender.
En esas circunstancias surge lo bueno y lo malo de todo ser. La conjunción de sensación de privación de la libertad, y descubrimiento de conductas de comportamiento y forma de ser del otro (personalidad), conmueve y conmociona. Y si bien en principio puede no haber respuesta, la misma se acumula exigiendo al extremo la capacidad de sobrellevar la situación en aras de la armonía familiar.
Esto tiene límite, cuando se supera, el conflicto está a la vuelta de la esquina.
Aunque recordando a Einstein digamos con él: “Entre las dificultades se encuentra la oportunidad” Cuando existe interés.
Veamos.
De la misma manera que pintamos el espacio negativo, es bueno también recordar lo positivo que puede llegar a ser un trance prolongado de convivencia. ¡Casi una prueba!
“Busca lo que une, supera lo que divide”, dice el Papa Francisco. Es una buena manera de ahorrar energía y arrima sentirse bien, más aún en tamaña situación.
Cuando ante una situación planteada reaccionamos desde la más pura emoción, es posible la respuesta no sea la ideal. Pero si la disposición suma a la emoción, madurez y razón, ya empezamos bien, porque la respuesta en fracción de milisegundos pasa por un enriquecimiento natural que condiciona y adecua la contestación, y de paso carga comprensión y paciencia. Y allí suele terminar el entredicho, dando tiempo a que el otro,o ambos, replanteen su actitud.
Obviamente, también la cuarentena tiene su lado verdaderamente positivo si rescatamos y empleamos ese tiempo para compartir en el más rico y pleno concepto que goza la palabra. Con frecuencia en ese tiempo descubrimos que no nos conocíamos como suponíamos. Hermosa oportunidad de poner en ese espacio toda la intención y disposición para sembrar el repertorio de conocimientos y buenas maneras que acercan. Generosa actitud que ofrece el diálogo al servicio de una relación altamente amorosa, importante y necesaria.
Con frecuencia decimos no tener tiempo para pequeñas cosas que hacen al funcionamiento de la casa y, más importante aún, renovar el espíritu en hechos largamente esperados de temas postergados, qué en el fondo del corazón, anhelaban ser practicados y disfrutados. Es triste escuchar lamentos de un tiempo pasado sin escucha,y menos disposición a compartir.
Definitivamente, miremos como miremos el comportamiento durante el encierro, la vida en esta triste ocasión u otra, es un resumen a desarrollar de cinco palabras: Dios, Salud, Amor, Alegría, Esperanza. En el seno familiar es absolutamente posible encontrar toda esa riqueza cuando la humildad permite ser prudente.
Teresa de Calcuta decía: “Ama lo que tienes, antes que la vida te enseñe a amar lo que perdiste” Es fuerte, pero bueno tenerlo presente.

* Presidente de Fundación Vida - Centro de Atención al Suicida (CAS) Jujuy

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