ULTIMO MOMENTO:
El hecho se produjo en el barrio La Esperanza, en la ciudad de Santa Fé, donde un sujeto de 19 años, identificado como Nahuel G. cruzó a Matías L., de 24, y le descerrajó cinco tiros con una pistola.
Según se informó, Matías L. habría golpeado tiempo atrás a Nahuel G. porque este le había robado en la vivienda y Nahuel G., después de haber estado preso, lo baleó.
“En cualquier otro lugar del mundo esto se arregla a veces a las trompadas; pero en Villa Gobernador Gálvez es distinto; la pelea terminó con uno de los contendientes malherido de cinco balazos en la espalda”.
Respecto del hecho, un vecino de la cortada Uboldi al 1300, refirió que Matías L. fue baleado a eso de las 9:30 de la mañana en el barrio La Esperanza.
“El que le disparó estaba re drogado, súper dado vuelta; se cruzaron, tenían una bronca de antes y Matías le pegó un par de trompadas; entonces el otro se fue a buscar el fierro y cuando lo cruzó lo hizo bajar del vehículo y le pegó cinco balazos“, explicó el vecino.
Luego se supo que tras ser baleado, Matías L. fue trasladado por su pareja al hospital Anselmo Gamen, de ahí lo derivaron al Provincial y cinco horas después de su ingreso, según confiaron familiares, le dieron el alta con cuatro plomos adentro de su cuerpo, que no les pudieron extraer.
El pasaje Uboldi corre paralelo a calle Artigas, está contenido entre la calle Las Heras y las vías del ferrocarril del Nuevo Central Argentino; al 1300 de esa cortada, los vecinos del sur de Villa Gobernador Gálvez refirieron que el barrio La Esperanza “es tranquilo y apacible”. El pasaje está ubicado a 100 metros de la plaza Mortelari.
Respecto de Matías L., señalaron que no vive en ese barrio, pero tiene algunos de sus familiares en la zona y según habrían referido algunos de sus familiares, “el hombre se gana la vida realizando pequeños repartos de verdura y la nena que tiene con su pareja concurre a un jardín de infantes ubicado a un par de cuadras de la cortada”.
El lunes, alrededor de las 9:30, el joven regresaba en automóvil de buscar a su hija del jardín de infantes junto a su concubina cuando se topó con el agresor.
No era la primera vez que Matías L. se cruzaba con Nahuel Maximiliano G., un sujeto de 19 años que reside a 500 metros del pasaje Uboldi, ya que hace un año y medio, “el día del cumpleaños de la hija de la mujer de Matías, este tal Nahuel aprovechó que se habían ido a festejar, entró a la casa de ellos y les robó todo; se llevó hasta la ropita de la nena”.
“Cuando Matías se enteró lo esperó, y cuando lo cruzó le pegó; pero no le dio mal, le pegó un par de trompadas como para que entendiera que la vida no es robar a lo rastrero; después, el ratero cayó en cana por otras cosas y ahora que salió se vengó y pasó ésto y ahora va a tener que pasar mucho más tiempo entre las rejas”, señaló un vecino de la zona.
Según la reconstrucción del hecho, a eso de las 9:30 Matías pasó por la casa de su hermano y luego continuó la marcha en auto; tomó por Juan José Pasó y al llegar a la cortada Uboldi dobló a la izquierda; antes de llegar a mitad de cuadra se topó con Maximiliano G., quien le insistió a que bajara para pelear.
Un vecino indicó a los policías que Matías bajó del auto, golpeó a Maximiliano y éste, herido en su orgullo, buscó un arma de fuego y atacó a balazos a su víctima.
Otro describió que Maximiliano al ver a Matías lo provocó para que bajase de su auto y peleara, y que cuando la víctima puso un pie sobre el pavimento sacó una arma; ahí jaló del gatillo al menos cinco veces; todo eso ante media docena de chicos de la cuadra que hacían mandados en alguno de los cuatro quioscos diseminados en un radio de 50 metros.
“Los pibitos se llevaron un susto bárbaro; unos se tiraron debajo de un auto y otros sólo corrieron“, explicó una vecina.
Lo concreto, acorde las primeras averiguaciones del caso, es que los proyectiles dieron en la espalda de Matías L., quien fue asistido por su compañera; en el mismo automóvil lo llevó hasta al nosocomio ubicado a unas 25 cuadras del lugar de la balacera.
Por la gravedad del cuadro lo trasladaron en ambulancia al hospital Provincial y ahí, menos de cinco horas más tarde le dieron el alta.
“Es una locura lo que hicieron; le quedaron cuatro plomos en el cuerpo y le dieron el alta; la verdad es que nosotros no entendemos por qué; él anda muy dolorido”, se quejaron sus parientes.
Tras herir a Matías, Maximiliano G. se escapó con dirección a su casa arma en mano y sobre la base de distintos testimonios la policía pudo establecer luego que el agresor “estaba siendo trasladado por un remís” a los pocos minutos del ataque a balazos.
Cerca de la Bordabehere al 1300, en el momento en que intentaba darse a la fuga, fue detenido pero momentos antes el delincuente arrojó un arma a un terreno baldío, los efectivos la buscaron y encontraron una pistola calibre 9 milímetros y la remitieron area de balística de la policía de investigaciones para que sea peritada.
