PARA BAJAR LA TENSIÓN REGIONAL
Corea del Norte y Corea del Sur ultimaron ayer los últimos detalles previos a la cumbre que celebrarán hoy, por primera vez en más de dos años, dedicada oficialmente a la participación norcoreana en los Juegos Olímpicos de Invierno, pero que se espera permita abordar otras temáticas y rebajar las tensiones en la región.
El arranque del encuentro ya está fijado para hoy a las 10 (hora surcoreana) con la presencia de autoridades de las dos delegaciones que se sentarán a charlar, informó la agencia de noticias EFE.
Según informaciones del Ministerio de Unificación de Corea del Sur, entre los detalles aún por resolver está cuántos asistentes acompañarán a la delegación norcoreana, ya que esta se celebra en la Peace house (Pabellón de la Paz) de la franja Sur de la aldea de Panmunjom, en la militarizada frontera intercoreana.
El grupo norcoreano estará encabezado por Ri Son-gwon, que desde noviembre dirige la entidad encargada de gestionar asuntos de Seúl en Pyongyang y es una figura conocida en las negociaciones Norte-Sur.
Ri ha comandado varias representaciones norcoreanas en reuniones para temas militares ya desde 2006.
La delegación surcoreana, integrada por cinco miembros, tendrá como máximo representante al ministro de Unificación, Cho Myoung-gyon, e incluirá a dos de sus viceministros -uno de los cuales, Chun Hae-sung, tiene también experiencia previa en encuentros con el Norte- y a otros dos vice-titulares de Deportes.
El interés que deposita Seúl en este cónclave y en el objetivo de bajar los decibeles en la siempre erizada relación con Pyongyang tras un 2017 extremadamente tenso, se evidencia en que es la primera vez que el Sur envía a una reunión de alto nivel un ministro de Unificación y sus adjuntos.
Después de las conversaciones de alto nivel de esta semana va a haber necesidad de continuar las discusiones a nivel de trabajo. Ese es el motivo por el que el Gobierno ha compuesto así la delegación, dijo el propio Cho a los medios en declaraciones recogidas por la agencia Yonhap.
Si bien el ministro recordó que el principal tema de la agenda será será el envío de una representación norcoreana a los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebran a partir del próximo 9 de febrero en el condado surcoreano de PyeongChang, subrayó que Seúl hará lo posible para poner otros asuntos sobre la mesa.
Básicamente, las dos partes se centrarán en los Juegos. Y a la hora de tratar las relaciones intercoreanas, el Gobierno buscará traer a colación el asunto de las familias separadas por la guerra y maneras de aliviar tensiones militares, aseguró.
La reunión llega después de que el líder norcoreano, Kim Jong-un, que está de cumpleaños, agradeciera en Año Nuevo la predisposición dialoguista mostrada por el presidente surcoreano, Moon Jae-in, y expresara su deseo de mejorar lazos con el Sur y de enviar una delegación a los Juegos.
También se produce después de que Seúl y Washington acordaran retrasar sus maniobras militares anuales, que Pyongyang considera como un ensayo para invadir su territorio, hasta después de la cita deportiva.
Se espera que los objetivos centrales de la reunión -la participación norcoreana en PyeongChang y un mayor entendimiento entre las dos Coreas- contribuya a rebajar la tensión regional después de un 2017 marcado por las continuas pruebas de armas norcoreanas y las beligerantes respuestas del presidente estadounidense, Donald Trump, dirigidas a Pyongyang.
Sin embargo, esa expectativa choca con un techo concreto. Kim recordó en su discurso de Año Nuevo, que la desnuclearización de Corea del Norte no es negociable.
Pyonyang continuará optando por el desarrollo de su programa armamentístico con el objetivo de disuadir a EE.UU. de intervenir en su territorio, dijo.