PROTEGÍA A 800.000 INDOCUMENTADOS
El gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer el fin del programa que protege de la deportación a los llamados soñadores, los inmigrantes que llegaron al país de niños y que por un decreto de la administración anterior lograron un paraguas legal que les permitía trabajar y tener cobertura social.
En una intervención ante la prensa, el fiscal general, Jeff Sessions, anunció lo que desde hace dos semanas era un secreto a voces: El programa DACA será rescindido, aseguró y aclaró que los beneficiarios tendrán esa cobertura hasta marzo de 2018, pero que desde ayer ya no se aceptarán nuevas solicitudes.
Sessions, uno de los miembros del gabinete de Trump con posturas más duras en materia migratoria, expresó que el programa que protegió a unos 800.000 soñadores (dreamers, en inglés) y rige desde 2012 por un decreto del ex presidente Barack Obama es un ejercicio de autoridad inconstitucional.
El secretario de Justicia aclaró que la eliminación del programa entrará en vigor en seis meses, un lapso destinado a dar oportunidad al Congreso de tratar de hallar consensos para aprobar una reforma migratoria integral que lidie con la situación de los millones de indocumentados que se estima viven en Estados Unidos.
Trump, en un comunicado, dijo que el cambio será un proceso gradual, no una eliminación súbita.
Así, en efecto, no voy a limitarme a cortar el DACA, sino más bien voy a dar una oportunidad al Congreso para que, finalmente, actúe, prosiguió, y agregó que no estaba a favor de castigar a niños por las acciones de sus padres.
Al mismo tiempo, señaló que también debemos reconocer que somos una nación de oportunidades porque somos un Estado de derecho, y los jóvenes estadounidenses también tienen sueños.
Inmediatamente después del anuncio, cientos de dreamers se manifestaron en Washington, Nueva York, Denver y otras ciudades del país para protestar contra la cruel y vergonzosa decisión del mandatario.
En la capital, concentrados en la plaza Lafayette, justo en frente de la puerta de la Casa Blanca, más de medio centenar de personas prometieron mantener la batalla para exigir al gobierno una solución a su irregular situación migratoria.
La lucha continúa, nadie nos va a quitar la dignidad, aseguró, entre lágrimas, Maribel Santiago, una dreamer que viajó a Washington desde Yonkers, en el estado de Nueva York, informó la agencia de noticias EFE.