Los republicanos, además de ganar la Casa Blanca, lograron en las elecciones del martesconservar el control de ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos, pese a que los demócratas achicaron un poco la diferencia de los últimos dos años, según las proyecciones publicadas ayer a partir del escrutinio parcial.
Esto significa que el presidente electo, Donald Trump, contará con mayorías propias -condicionadas por su disputa con gran parte del aparato republicano- al menos durante los primeros dos años de su gestión, hasta las elecciones legislativas de mitad de término.
Si logra ponerse en sintonía con su propio partido, Trump podría lograr lo que su antecesor, Barack Obama, no pudo hacer desde que los demócratas perdieron una de las cámaras en 2010: aprobar iniciativas y convertirlas en ley.
A lo largo de esta campaña, la gran esperanza de los demócratas era arrancarle el control del Senado para romper con la hegemonia de los republicanos en el Capitolio.
Los números estaban a su favor: de las 34 bancas que se pusieron en juego ayer, los republicanos se jugaban la reelección en 24 y los demócratas apenas 10.
El actual oficialismo consiguió arrebatar algunas bancas y achicó la diferencia en el Senado, pero no pudo dar vuelta la mayoría.
Según la proyección hecha por la cadena de noticias CNN, los republicanos ya se garantizaron mantener el control de la cámara alta con 51 bancas, mientras los demócratas se quedaron con 47 asientos.
Las dos bancas restantes aún no fueron proyectadas porque los resultados están muy parejos.
Uno de los datos importantes que marcaron esta elección fue que la latina Catherine Cortez-Masto consiguió conservar para los demócratas el asiento del hasta ahora líder de la minoría demócrata, Harry Reid.
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