El primer testimonio es de Soledad Mendoza, una comunicadora social que relató entre lágrimas lo padecido, diciendo que en enero de 2015 sufrió un avasallamiento junto a su familia por parte de Sala y sus acólitos, quienes se adueñaron de parte de su propiedad bajo la excusa de armar una “Copa de Leche”. Añadió que inclusive le realizaron disparos en su contra y hasta degollaron a sus perros, dejándolos colgados con un claro mensaje: “esto te va a pasar a vos si seguís jodiendo (sic)”. Dijo que realizó ocho denuncias en la policía y tres ante el Superior Tribunal de Justicia, y nunca recibió respuesta.
Luego, Carmen Fernández madre de Micaela Condorí, acusó a Sala de golpear a su hija y a su pareja, en noviembre de 2009. Relató que la dirigente ordenó que su hija sea sacada a la fuerza de su vivienda y sentado ambos frente a un grupo de militantes. Dijo que fueron insultados, recriminados que por ella tenían vivienda, y cuando la joven intentó levantarse la golpearon brutalmente delante de su madre. La mujer hizo la denuncia, pero luego sufrió apremios y hasta robos, y hasta el día de hoy la justicia no fue conteste a su reclamo de justicia.
Otro testimonio fue el de Elsa Moya, quien en el año 2007 era titular del Centro Vecinal de Villa Belgrano, quien comentó que cuando defendieron un terreno destinado a una escuela y que fuera usurpado por la organización social, Sala y otros simpatizantes se presentaron en su vivienda, la destrozaron, amenazándola a ella y a sus hijos, diciéndole que la “iban a hacer boleta”.
Mientras que Jorge Martín Rodríguez Flores, ex integrante de la Tupac, sostuvo que el abandonar ese grupo “por los malos tratos y humillaciones”, le costó caro ya que por pasarse a la Tupac Katari de Carlos Santillán, fue perseguido. También dijo que el 3 de octubre de 2012, sufrió un apriete y amenazas de parte de la líder tupaquera en el edificio municipal, e inclusive lo hacen meter preso con la complicidad de un juez y del entonces jefe de policía, armándole una causa por la cual estuvo privado de su libertad durante 2 meses, hasta que fue absuelto por falta de mérito.
Finalmente, María del Carmen González, relató que el 13 de agosto del 2013, ella y su familia fueron golpeados por Sala y otros militantes. Reconoció que la organización les dio una vivienda pero tiempo después se la querían quitar por trabajar luego con Santillán, para lo cual le habrían “fabricado” un robo con la finalidad de “plantarle droga”, valiéndose para ello de la complicidad de la policía.
