Consciente del creciente clima de crispación, Obama acortó su última gira europea antes de abandonar el cargo y volvió anoche a Estados Unidos para participar mañana junto a Bush, su esposa Laura y el actual vicepresidente, Joe Biden, de un servicio multirreligioso en honor a los policías que fallecieron en la ciudad texana.
Allí se reunirán con familiares de las víctimas, y tanto Obama, primer presidente negro de Estados Unidos, como su antecesor, que fue gobernador de Texas y cuya familia está muy vinculada al estado, hablarán ante el reducido público, según anunció hoy la Casa Blanca en un comunicado, citado la agencia de noticias DPA.
Desde Europa, Obama ya había reaccionado a los dos últimas muertes por gatillo fácil de jóvenes negros -No son casos aislados, advirtió- y también había destacado su consternación por la masacre cometida por un ex soldado, Micah Johnson, contra un grupo de policías en Dallas, al que calificó como un demente.
Los ataques de esta magnitud contra la policía no son comunes en Estados Unidos.