Nacer antes de tiempo es la principal causa de mortalidad infantil en la Argentina, pero también en el mundo, donde cada año se producen unos 15 millones de partos prematuros. Nacer antes de las 37 semanas de gestación, límite que señala la diferencia entre un parto pretérmino y otro que ocurre a término, implica que el bebé nace con un organismo que todavía no se ha desarrollado lo suficiente como para enfrentar la vida fuera del útero materno. Pero un reciente estudio señala que una medida tan sencilla como demorar el corte de cordón umbilical es beneficiosa para estos chicos, en especial para los más prematuros de los prematuros.
Hay evidencias crecientes de que el pinzamiento tardío del cordón podría ofrecer unas mejores oportunidades a los bebés de varias categorías, declaró el doctor Carl Backes, cardiólogo y neonatólogo del Hospital Pediátrico Nacional de Columbus, Estados Unidos. Los bebés nacidos antes de las 28 semanas de gestación representan un subgrupo en alto riesgo, de forma que mejorar los resultados sigue teniendo una importancia crítica, agregó el autor del estudio cuyas conclusiones publicó la revista médica Journal Of Perinatology.
Según estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, el porcentaje de partos prematuros ronda el 8% en la Argentina, una tasa que se encuentra dentro del promedio global que va del 5% al 18%. Las estadísticas más recientes sobre nacimientos de la Argentina, correspondientes a 2010, registraron unos 756.176 nacimientos durante ese año, de los cuales 61.685 (el 8,2%) fueron prematuros. Más allá de la alta tasa de mortalidad, los bebés prematuros pueden presentar complicaciones en su desarrollo cognitivo, neurológico o motor, lo que los obliga a permanecer internados en unidades de cuidados intensivos neonatales para recibir cuidados especiales.
Demorar el corte (clampeo) del cordón umbilical durante el parto podría ayudarlos. En la mayoría de los casos, el pinzamiento y el corte del cordón umbilical ocurren en los primeros diez segundos tras el parto. Sin embargo, existen numerosos estudios que han demostrado que demorarlo permite que el bebé reciba una importante dosis de nutrientes de su madre, y esto que se ha demostrado en bebés nacidos a término es lo que quisieron evaluar los investigadores norteamericanos en los bebés prematuros.
Para ello, estudiaron a 40 bebés nacidos entre las 22 y las 27 semanas del embarazo, que tenían un peso promedio al nacer de 0.6 kilos. En comparación con aquellos a quienes se pinzó el cordón umbilical de inmediato, los que fueron pinzados entre 30 y 45 segundos tras nacer tenían niveles de presión arterial más adecuados en las primeras 24 horas de vida y necesitaron menos transfusiones de glóbulos rojos en los primeros 28 días de vida. Asimismo, el pinzamiento tardío no tuvo ningún efecto sobre la seguridad del bebé inmediatamente tras el parto.
Cuidados intensivos
Desde el mismo momento del nacimiento, los prematuros requieren de una atención médica inmediata en unidades de cuidados intensivos, con el objetivo de que los bebés puedan mantener una temperatura adecuada, reciban una alimentación óptima, cambien el mecanismo de circulación de la sangre, que antes de nacer funcionaba en el vientre materno, logren la correcta oxigenación de la sangre y una respiración adecuada, y mantengan a raya los niveles de bilirrubina en la sangre, que resultan de un hígado aún inmaduro.
Sin embargo, existen intervenciones que benefician a los bebés que han nacido antes de tiempo y que no tienen que ver con la aplicación de ningún tipo de aparatología médica o medicamentos, como es el caso del contacto piel a piel entre el bebé prematuro y su madre, durante la internación. Existen numerosos estudios que han demostrado distintos beneficios para el bebé y para la madre a partir de la implementación de esta estrategia: el contacto piel a piel mejora la regulación de la temperatura del bebé, la oxigenación de su sangre y su respiración, estabiliza su frecuencia cardíaca, y estimula la iniciación y el mantenimiento de la lactancia materna.
Estudios clínicos han demostrad la seguridad y los efectos beneficiosos a corto y largo plazo del contacto piel a piel, escribió el doctor Miguel Larguía, referente argentino en cuidados perinatológicos. Facilita la estabilidad fisiológica, el desarrollo madurativo y el crecimiento socio-emocional del recién nacido.