RECRUDECIÓ LA VIOLENCIA
Managua,-Al menos cinco personas murieron en enfrentamientos en la ciudad de Masaya, Nicaragua, entre opositores y la Policía Nacional y grupos de simpatizantes del gobierno de Daniel Ortega, en un conflicto violento que ya lleva 47 días, reportó ayer una ONG, mientras la Iglesia católica, que intenta realizar un diálogo de paz hace semanas, denunció ejecuciones de la Policía.
El secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh), Álvaro Leiva Sánchez, identificó a cuatro de las nuevas víctimas fatales como Junior Gaitán, de 15 años; Donald López, de 27; Rigoberto Carballo, de 28, y Eduardo López, de 37.
Según reveló el portal nicaragüense El Nuevo Diario, Gaitán, rogó de rodillas por su vida ante un policía, pero lo mataron de un balazo en el tórax.
El adolescente se puso de rodillas y rogó por su vida, pidió que no lo mataran, relató Leiva Sánchez, que calificó la situación como una crisis profunda de violación a los derechos humanos.
En paralelo, el sacerdote Edwin Román, párroco de la iglesia San Miguel en Masaya, denunció ante la prensa que Donald López fue ejecutado por una mujer policía que le disparó al pecho cuando estaba detenido e indefenso.
El joven le dijo: Si me vas a matar, mátame, y la mujer policía lo ejecutó; cayó enfrente de la parroquia San Miguel, contó el cura, citado por la agencia de noticias EFE.
Leiva agregó que hay unas 30 personas desaparecidas tras los ataques del sábado en Masaya.
La violencia resurgió el sábado en Nicaragua cuando simpatizantes del gobierno de Ortega intentaron desalojar a un grupo de civiles que mantenían una barricada en Masaya como señal de protesta, según informó la Anpdh.
Tanto el cura como Leiva Sánchez mediaron para liberar a los 32 detenidos en Masaya. Sólo 21 pudieron salir en libertad, y el resto seguía siendo investigado ayer.
La tensión y la violencia crecieron tanto en el país que, en las últimas horas, el papa Francisco volvió a hablar de Nicaragua e hizo un llamado para que se retome el diálogo y se respete la libertad y la vida de las personas.
Otro de los que salió a dar su punto de vista fue el escritor y vicepresidente en el primer gobierno sandinista de Ortega, Sergio Ramírez, una voz crítica con eco en la región. Para él, Ortega responde con caos y terror a la crisis política.
Al gobierno es al único que le toca parar esta insensatez, dijo y enfatizó que el tiempo del mandatario se acabó.
En la debacle que estamos viviendo, con todas las instituciones en harapos atadas al carro de un poder abusivo, la única institución que sigue siendo confiable es el Ejército, que debería estar obligado a desarmar a los grupos armados, opinó.
Ayer se cumplen 47 días de una crisis política, la más sangrienta desde los años 80, que comenzó con protestas contra una reforma jubilatoria -que ya fue suspendida- y culminó con universidades tomadas, barricadas en las calles, manifestaciones masivas y un único pedido: la renuncia de Ortega.
Según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), más de 110 personas murieron y cerca de 1.000 resultaron heridas por la represión de la Policía y de grupos paramilitares y la espiral de violencia que esta desató.
Un informe de una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que visitó Nicaragua alertó de posibles ejecuciones extrajudiciales con francotiradores y de graves violaciones de derechos humanos.
Esta denuncia podría ser recuperada por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se realizará mañana en su sede en Washington, aunque hasta esta tarde no estaba en la agenda del organismo.