El origen de la palabra ventana en español proviene del latín ventus, que significa viento; en inglés, la palabra window también deriva de la misma idea, wind: viento, lo cual nos recuerda que tienen la función no solamente de dejar entrar la luz natural, sino también de ventilar los espacios.
Si bien las ventanas de madera han encontrado una competencia en otros materiales como el aluminio y el acero inoxidable o las ventanas de PVP, en términos de aislamiento térmico resultan una mejor opción. Las ventanas de madera aislan 400 veces más que las de acero inoxidable y créanlo o no, 1800 veces más que las de aluminio.
Esto quiere decir que el ahorro de energía será más que significativo, teniendo en cuenta que la falta de un aislamiento térmico eficiente es la causa de que se gaste 70% más de energía al mes.
Por supuesto el mantenimiento de la madera es más demandante que el de otros materiales y también es más alto su costo, pero la madera es un material noble que puede recuperarse incluso cuando parece completamente destruido.
Con las ventanas pasa como con las puertas, aunque no lo parezca, la elección de la ventana indicada para cada tipo de espacio es importantísima. Cada tipo favorece a determinadas necesidades, por lo cual es vital elegir con cuidado y ante la duda consultar con un profesional.