Las ecuatorianos concurrieron masivamente ayer a las urnas para elegir entre el oficialista Lenín Moreno y el opositor Guillermo Lasso al sucesor del presidente Rafael Correa, mientras crecía la expectativa por lo que pudiera suceder en las calles una vez cerradas las mesas, porque ambas fuerzas llamaron a sus militantes a vigilar sus votos.
La totalidad de las poco más de 41.000 mesas se abrieron en horario, y el único informe que brindó el Consejo Nacional Electoral (CNE) ubicó en 41 por ciento la asistencia a las urnas.
Las autoridades electorales y los observadores internacionales destacaron la normalidad del proceso.
El presidente del CNE, Juan Pablo Pozo, destacó la absoluta normalidad y el ambiente de paz que hubo en los recintos.
En Guayaquil, el ex presidente de Uruguay José Mujica, integrante de la misión de observación electoral de la Unasur resaltó que el proceso se dio con corrección, y con un funcionamiento importante.
El buen clima colaboro con la asistencia a las urnas y únicamente Guayaquil, la principal plaza electoral, registró lluvias.
Moreno, candidato de la alianza PAIS, y Lasso, postulado por la coalición CREO-SUMA, ganaron su derecho a estar en esta segunda vuelta al haberse quedado con los dos primeros lugares en las elecciones del 19 de febrero.
Al momento de votar, el presidente Correa prometió una transición ordenada y bromeó con un por fin
cuando se le preguntó por el hecho de que está cerca la finalización de su mandato, que va hasta el 24 de mayo.
Resaltó que deja un país con la esperanza renacida y juzgó que la región está en un momento decisivo, por la reacción conservadora de los últimos años.
Finalmente, el mandatario pidió rechazar cualquier hecho de violencia en la jornada e instó a que las concentraciones sean para celebrar, y no para cuestionar una derrota.