Estados Unidos desplegó 400 militares de fuerzas especiales en la ciudad siria de Al Raqqa para apoyar la ofensiva de la milicia kurdo-árabe Fuerzas Democráticas Sirias (FSD) y acelerar el asalto sobre ese bastión del grupo radical Estado Islámico (EI) en medio de una guerra cada vez más compleja, informó hoy el Pentágono.
Después de varias versiones periodísticas que adelantaron el desembarco de estos militares de élite en el terreno sirio, un país que hace casi seis años está en guerra y que ya arrastró a las principales potencias del mundo y de Medio Oriente, el jefe del Comando Central, encargado de todas las operaciones militares en esa región, el general Joseph Votel, oficializó el despliegue ante el Congreso estadounidense.
Votel explicó ante la comisión de las Fuerzas Armadas del Senado que el despliegue de marines, la élite de la Marina, y rangers, del Ejército, está pensado para dar apoyo con artillería, realizar operaciones de avanzada y asegurarse que el progreso hacia Al Raqqa no pierda fuerza, según la agencia de noticias EFE.
Se trata de la primera medida concreta que tomó Donald Trump con respecto a la estrategia militar en Siria desde que asumió la Presidencia el 20 de enero pasado.
Su antecesor, Barack Obama, ya había desplegado 500 militares de fuerzas especiales sobre el complejo terreno sirio. El objetivo era que asesoren y ayuden a sus aliados en esa guerra, principalmente las milicias kurdo-sirias, hoy nucleadas dentro de las FSD, en su lucha contra los islamistas.
Pese a que Estados Unidos es un enemigo declarado del gobierno sirio de Bashar al Assad, al menos oficialmente la intervención militar estaba dirigida contra el EI, no el poder central en Damasco.
Obama había ordenado el despliegue en el terreno en paralelo al lanzamiento de una campaña de ataques aéreos contra el EI que ya lleva dos años y medio y que, sin embargo, no ha logrado debilitar a la milicia islamista.