ULTIMO MOMENTO:
Uno de los mejores recursos para resaltar los ambientes del hogar, sumarles luz, frescura, alegría o calidez, es el color.
Tendidos en un sillón que supera la idea de extra large, la naturaleza evocadora del tono arándano nos lleva a flotar. Es una apuesta vigorizante que combina muy bien con una acotada selección de elementos rústicos, que se transforman contra el fondo distintivo del azul, color que, como pocos otros, tiene una personalidad tan alegremente marcada.
Para equilibrar la trama de madera oscura en el techo y el rigor de los muebles de estilo, nada como un verde fresco que, además, se lleve bien con el afuera. Este tono ilumina un ambiente de paredes altas y las llena de vida sin necesidad de recurrir a demasiados objetos decorativos. Y como resulta excelente compañía para la madera, lo convierte en un rincón acogedor, con su sillón profundo y salamandra a la vista.
Junto con los blancos y celestes, las distintas variantes del rosado conforman los clásicos en las fachadas de estirpe criolla. El jardín de invierno de esta casa, escalonada para seguir lo que el terreno propone, mantiene los códigos del resto de la construcción: cielos rasos con tirantes de madera y piedra local, que puede pasar de las paredes al solado. Las puertas de estilo jerarquizan las sencillas aberturas de vidrio repartido.
En un patio urbano de neto corte moderno que se disfruta afuera y a través del ventanal, el fondo neutro suaviza los límites. La verticalidad del paño fijo acompaña el tiraje escultórico y rudo de la parrilla. Los distintos marrones de los troncos, la terracota de las macetas, los ladrillos refractarios y hasta el de las chapas que asoman están bien punteados por las plantas justas y el interiorismo contemporáneo. Lo que mantiene unido el equipo es, al fondo, el tono levemente amarronado con toques de gris y rosa.
