China y Rusia, tradicionales aliados de Corea del Norte, se sumaron ayer al generalizado rechazo de la comunidad internacional el nuevo ensayo misilístico de Pyongyang, que llevó a que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) sesione para analizar eventuales sanciones a pedido de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur.
El lanzamiento de un nuevo misil norcoreano durante las primeras horas del domingo volvió a aumentar la tensión en la región, y provocó el alineamiento de la comunidad internacional que, con sus matices, condenó la prueba.
El propio secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, condenó mediante un comunicado el lanzamiento del misil de medio alcance y sostuvo que esta acción es una nueva violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad.
Además animó a la comunidad internacional a seguir mostrando unidad ante esta situación y urgió a Corea del Norte a tomar el camino de la desnuclearización.
Consideramos el lanzamiento del misil realizado por Corea del Norte el 12 de febrero como un nuevo menosprecio a las exigencias contenidas en las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Ello es lamentable y no puede dejar de causar preocupación sostuvo la cancillería rusa mediante un comunicado de prensa difundido ayer.
Moscú, un aliado implícito de Pyongyang, llamó a todas las partes interesadas a hacer gala de sangre fría y a abstenerse de acciones que conduzcan a una escalada de la tensión y reiteró el convencimiento de Rusia de que la vía político-diplomática es la única que puede llevar al arreglo a los problemas de la península coreana, incluido el nuclear.
El proyectil, lanzado desde la base de Banghyeon, en la provincia de Pyongang, y que según las imágenes difundidas por medios locales, fue monitoreado en persona por el mandatario norcoreano Kim Jong-un, recorrió unos 500 kilómetros antes de caer en el mar de Japón.