DESAFÍO ACTUAL
En el marco de los recientes aumentos de tarifas energéticas en nuestro país, tanto hogares como consorcios están optando por la eficiencia energética como solución fundamental, siguiendo el proverbio, la energía más barata es la que no se gasta. Para ahorrar energía, hay que atacar niveles de soluciones. El primero de ellos, es uno de los más sensibles: el equipamiento tecnológico, su uso y mantenimiento. El principal responsable del consumo es el sistema de climatización, que genera más del 50% del gasto de energía de una vivienda promedio. En el centro del debate hay una elección que hoy se hace cada vez más candente: ¿Gas o electricidad? Dentro de los sistemas alimentados por gas, resultan de mayor eficiencia los de calefacción centralizada y por agua caliente con pisos radiantes, ya que sus calderas trabajan a menor temperatura y la distribución del calor es mayor y uniforme. Estos sistemas centralizados resultarán de mayor eficiencia si el control de temperaturas es independiente por cada ambiente y cuenta con termostatos regulados a temperaturas no mayores a 20º. El tradicional sistema de radiadores -de agua caliente- aunque resulte también de eficiencia similar, trabaja a mayor temperatura y no cuenta con los beneficios de la inercia térmica. El segundo nivel para abordar el problema de la eficiencia energética se produce en ocasión de construir una nueva vivienda o de elegir un departamento. Hoy, debido a los elevados aumentos, que en algunos casos han llegado a cuadruplicar las tarifas, se puede lograr una amortización a pocos años de los -aparentemente- mayores costos de una construcción más sustentable. Lo primero es buscar la aislación térmica, para que la energía que brindamos sea mínima y que, además, se conserve. Para eso, es preciso mejorar la calidad de las aislaciones térmicas e hidrófugas en toda la envolvente edilicia. Entre otros factores, debe tenerse en cuenta la elección de las ventanas, ya que generan hasta el 57% de las pérdidas y ganancias de energía en climatización. Asimismo, algunos elementos muy simples para proteger las ventanas, como las persianas o las celosías, generan ahorros muy importantes por la protección frente a los rayos solares y por la aislación de pérdidas y ganancias de calor.
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