Las sillas colgantes no deben considerarse como un objeto antiguo, de gran peso e incómodas. Es ideal para descansar por las tardes los fines de semana o para leer por las noches antes de dormir. Son prácticas, acogedoras, y además un gran detalle para la decoración.
Las más sencillas son las sillas colgantes de tela: se pueden descolgar fácilmente cuando se necesite y guardarlas en poco espacio, como si fueran hamacas paraguayas. Si se busca un objeto más sofisticado, esta hamaca circular es ideal. Los almohadones pueden servir, porque la hacen más confortable, funciona como un pequeño living en miniatura, o un verdadero sofá colgante. Pero si no se cuenta con un árbol fuerte que soporte el peso de la hamaca, no es un problema: también se puede construir este soporte para hamacas.
Otro de los espacios que puede decorarse con una silla colgante es el cuarto de los niños. Hay muchos estilos de sillas colgantes diferentes, pero entre las más prácticas se encuentran las hamacas individuales. Además de ser fáciles de colocar y livianas, permiten jugar con los colores y diseños, para estar a tono con la decoración. Se pueden fabricar de forma casera, cosiendo unos ojales a alguna manta de tela firme. Luego se debe colgar, con sogas fuertes, de una varilla de madera con perforaciones, y sujetarla con algún nudo o amarre.
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