Chayada y corpachada de la Pachamama en su mes

Chayada y corpachada de la Pachamama en su mes

Chayada y corpachada de la Pachamama en su mes

 Quiaqueños revalorizan costumbres y tradiciones como un atractivo turístico

Revalorizando las costumbres y tradiciones autóctonas de los puneños, las autoridades del municipio andino de La Quiaca, corpachó y agradeció a la Pachamama junto a la ciudadanía y personalidades del quehacer cultural quiaqueño, manteniendo así la identidad propia del lugar. En la plazoleta de la Sede Universitaria, donde varios años atrás se inició la costumbre de honrar a la Madre Tierra, se abrió la boca de la Pacha para darle de beber y comer todo lo que ella se obtiene para la subsistencia. La ceremonia ancestral, estuvo acompañada con música interpretada por folcloristas locales y populares.

Durante el ritual en pleno centro de la ciudad fronteriza, estuvieron presentes representantes de las distinta áreas del municipio andino, directivos de diferentes instituciones intermedias, delegados de los sectores barriales, defensores de las expresiones culturales, estudiosos e investigadores como también aquellos que promueven los distintos aspectos del ritual, y también artesanos que conservan las técnicas ancestrales en cada una de las especialidades relacionadas con la manifestación cultural.

Para los puneños como también para todos los jujeños la Pachamama es algo sagrado, es por eso que la nombran diciendo: “Pachamama Santa Tierra” y al igual que sus hijos, come, bebe, respira y descansa: es una madre llena de vida, pero para recibir su protección debe ser protegida y para recibir un buen alimento debe ser alimentada. La tierra es Pachamama en toda la región andina y en la mayoría de los pueblos indígenas de América es venerada como la Madre Naturaleza.

Manteniendo esos principios y principalmente el respeto, es que los quiaqueños honraron a la Madre Tierra en su mes y durante toda una jornada ofrendándola y compartiendo todo lo que se le dio de beber y comer en agradecimiento a todo lo que ella da, pero sin dudas que siempre será menos lo que se le pueda retribuir. A pesar de ello, todo lo que se le brinda, es con mucho respeto, agradecimiento, compromiso y el reconocimiento de que todo lo que se tiene es gracias a ella.

“La tierra es nuestra madre, nuestra vida y nuestra libertad” dicen algunos, otros en cambio manifiestan que “en nuestra mente, en nuestros labios y en nuestro corazón está nuestra Pachamama” y también que “la tierra no nos pertenece sino que nosotros pertenecemos a ella porque somos sus hijos”.  Y así lo expresaron durante el encuentro en la plazoleta para ofrendarla y homenajearla desde la mañana hasta el atardecer.

Los puneños, desde muy pequeños han aprendido de sus abuelos que la Pachamama es su madre y todos los seres humanos son sus hijos. Y a medida que crecen reafirman y transmiten ese sentimiento: como hijos tienen que cuidar de su madre y como hermanos deben cuidarse entre ellos por el bien de todos.

También aprendieron que la Pachamama es su casa y que en ese hogar conviven seres humanos, animales y plantas. Todos los seres vivos están íntimamente relacionados con el aire, el agua, el suelo y los vientos, es decir con todas las fuerzas de la naturaleza que componen el medio ambiente. “La Pacha nos cría y la Pacha nos come” y “así como cuida, castiga”.

El presidente del Concejo Deliberante de esa ciudad, José Vásquez presidió la ceremonia de agradecimiento acompañado de la secretaria de Cultura municipal, Gabriela Arrieguez, junto a ellos estuvo la edil Raquel Gregorio y representantes de las distintas áreas en que se compone la intendencia de Miguel Tito.

Y como marca la tradición, primero se chayó rociando bebidas como  ser chicha, vino, alcohol, cerveza y otras, como un homenaje sincero de agradecimiento a la Pachamama. Debe destacarse que en cualquier momento del año, antes de beber se inclina el vaso para convidar a la Tierra el primer trago. Los presentes chayaron también elementos de trabajo y otros bienes esparciendo con la mano unas gotas de alguna bebida, convidando a la Pachamama y bebiendo un traguito con ella.

En agosto cuando se da de comer a la Tierra se chaya de rodillas y con las dos manos; mientras que para el carnaval se chaya el mojón donde se desentierra el diablo; y los caminantes o conductores de vehículos por los cerros tienen la costumbre de chayar las apachetas que encuentran al costado del camino.

Pero en la Puna también se conoce la chaya como “pagar” a la Pacha o sea a la Tierra. Y ese pago en la plaza lo hicieron con abundante bebidas y también dándole de comer, con comidas preparadas con los productos que se extrae de ella y principalmente en la región puneña como el maíz, papas, quinua empleadas en la elaboración de distintas y exquisitas comidas típicas de la región puneña. También se les ofrece cigarrillos, coca, alcohol y otros productos, demostrando que se trata de devolverle simbólicamente algo de lo que ella nos da.

La Banda de Música Municipal estuvo presente ofreciendo un repertorio, la joven intérprete María Serapio, el conjunto Uku Mallku y el grupo Los hermanos Serapio (Marcelo y Juan) agregaron ritmo y baile a la jornada pachamamera convocando a más ciudadanos que se acercaron para agradecer y compartir. Hubo también comidas típicas para degustar mientras que el municipio sirvió a todos los presentes lagua y kalapurka, acompañadas de un buen vino que siempre primeramente, se vuelca un sorbito para la pacha.

Costumbres y tradiciones

Estas costumbres son un claro ejemplo de que la Madre Tierra está presente y se incorpora a la vida cotidiana en los momentos más importantes. También cuando se produce alguna enfermedad y se recurre al curandero, que nosotros llamamos "médico particular", este procede primero a chayar la Pacha en señal de agradecimiento. Pide luz y claridad para tratar las enfermedades, para adivinar la suerte o para hacer una "limpia". Aunque en todos los momentos del año se venera a la Pachamama, es en el mes de agosto cuando esta relación tiene su punto máximo. Se dice que la Madre tierra está acomodándose para engendrar la vida, por eso es un "mes bravo" en que hay que homenajearla especialmente.

El nombre Pachamama es un concepto que procede de la lengua quechua. Pacha puede traducirse como “mundo” o “Tierra”, mientras que mama equivale a “madre”. Por eso suele explicarse que la Pachamama es para ciertas etnias andinas la Madre Tierra.

Se trata, en definitiva, de una especie de divinidad o del centro de la cosmovisión de estos grupos. La Pachamama no es únicamente el planeta (la esfera terrestre), sino que abarca mucho más. Es la naturaleza que está en contacto permanente con el ser humano, con quien incluso interactúa a través de diversos rituales. Se entiende que la Pachamama protege a las personas y les permite vivir gracias a todo lo que le aporta: agua, alimentos y demás. Los hombres por lo tanto deben cuidar a ella y rendirle tributo.

El culto a la Pachamama varía de acuerdo a la etnia y en cada una también ha ido cambiando con el paso de los años. En la antigüedad se sacrificaban animales en su honor; actualmente, en cambio, es más habitual que se entierren cigarrillos, botellas de vino, hojas de coca y otros productos a modo de ofrenda. La intención es agasajar a la Pachamama para que ésta devuelva el gesto con buenas cosechas y condiciones climáticas favorables.

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