Una nueva forma de descubrir Jujuy a través del turismo rural comunitario

Una nueva forma de descubrir Jujuy  a traveacutes del turismo rural comunitario

Una nueva forma de descubrir Jujuy a través del turismo rural comunitario

 El Turismo rural de base comunitaria es una nueva forma de descubrir la cultura, las tradiciones, el folclore, de nutrirse el alma de aromas, colores sensaciones y de reencontrase con la madre tierra y siglos de herencia de los pueblos originarios.

Realizar turismo rural es disfrutar a pleno de la hospitalidad de su gente, del espectáculo de la destreza en el manejo de los animales de corral, de la obtención de alimentos de la naturaleza misma y del paseo reconfortante con que se rompe el sedentarismo.

A esta actividad se la reconoce por su carácter didáctico, participativo y familiar; además de una actividad económica solidaria que relaciona directamente a cada comunidad con los visitantes desde una perspectiva intercultural, con participación de sus miembros, con un manejo adecuado de los recursos naturales y la valoración del patrimonio cultural; además de estar basado en principios de equidad en la distribución de los beneficios generados.

Trabajar en la huerta, aprender a ordeñar y pasear cabras, y descubrir sabores regionales es un encanto que transcurre entre historias familiares y leyendas.

La posibilidad de pasar a ser un jujeño más es una experiencia llena de belleza para alguien de otros pagos. Con la ayuda de las comunidades en medio de los cerros de Jujuy, vivenciar eso durante unos días está al alcance de los visitantes. Con respeto y calidez, alojarse en una casa rural, ayudar con las tareas cotidianas, aprender de las familias y disfrutar de las costumbres es tan rico como probar la gastronomía típica de las fiestas populares.

Es una misión noble sumarse a los quehaceres comunitarios desde temprano. Después de un buen desayuno de api con tortillas llega el momento de ordeñar las cabras y obtener leche para el queso, cuidar los cultivos o aprender las técnicas ancestrales de la artesanía en tejido con lanas.

Las actividades van desde cocinar en el horno de leña, cosechar hortalizas para el almuerzo, pasear a las cabras, hacer un guiso de papa oca, hasta aprender a preparar recetas locales y sus secretos. Cada opción implica contactarse con el legado de cientos de generaciones y la Pachamama, como descubrir riquezas arqueológicas y probar sabores desconocidos en un guiso de mote, una kalapurca andina, una sopa majada o platos en base a quinua.

En comunión con los orígenes, las leyendas y las recetas de la abuela están a la orden del día en la voz de los pobladores. Pisar la tierra, sentir el olor de la leña y los animales, probar el agua de vertiente o un pan recién horneado hace revalorizar las cosas importantes y llena el espíritu.

El eje de la ruta nacional Nº 9, que comunica varios pueblos, lleva por Ocumazo, Hornaditas, Valle Colorado, Punta Corral, Tumbaya Grande. Los pueblos de Red Espejo de Sal se encuentran en rutas provinciales conectadas a la ruta nacional Nº 52, con propuestas de turismo rural comunitario durante todo el año. Hacer estos recorridos en agosto, cuando se celebra a la Pachamama, permite un mayor contacto con los orígenes en el marco de esas fiestas populares.


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