El presidente Alberto
Fernández llamó a la unidad de los
argentinos para superar los muros del
rencor y el odio, propuso un plan
integral para combatir el hambre y el
desempleo, anunció la puesta en marcha
de acuerdos básicos, además de
una reforma integral del Poder
Judicial y una renegociación de la
deuda pública.
Fernández trazó esos objetivos al
brindar su primer discurso ante la
Asamblea Legislativa como presidente
de la Nación, acompañado por la vicepresidenta
Cristina Fernández de
Kirchner, y el presidente de la Cámara
de Diputados, Sergio Massa.
En ese contexto, anunció los ejes para
combatir el hambre, mejorar el sistema
productivo, educativo y la justicia,
anunció que intervendrá la Agencia
Federal de Inteligencia (AFI) y destinará
los fondos reservados de ese
organismo para el programa de alimentación
para los sectores mas necesitados.
Ante el recinto de sesiones de
la Cámara baja colmado de diputados
y senadores, ministros de la Corte,
empresarios, gobernadores, sindicalistas
e invitados especiales, Fernández
planteó la necesidad de lograr la unidad
de los argentinos al señalar que
ha llegado la hora de abrazar al que
piensa diferente.
Quiero garantizar entre todos los
argentinos, más allá de su ideología, la
convivencia entre los disensos,
expresó Fernández.
En ese sentido, pidió ser capaces de
convivir entre las diferencias porque
nadie sobra en esta Nación ni por sus
ideas ni por sus opiniones, para luego
puntualizar que apostar a la fractura y
a la grieta significa apostar a que esas
heridas sigan sangrando por lo que
instó a la población a superar los
muros del rencor y del odio.
Por otro lado, llamó a que la
Argentina unida le ponga freno a esta
catástrofe social.
Al respecto, anunció que la primera
medida de su gobierno será lanzar el
Plan Integral de Argentina contra el
Hambre porque, advirtió, los marginados,
necesitan ser parte y ser comensales
en la misma mesa de una nación
que tiene que ser nuestra casa común.
Por eso la primera reunión oficial de
nuestro Gobierno consistirá en un
encuentro de trabajo sobre esta prioridad,
el Plan Integral Argentina Contra
el Hambre. Allí todo nuestro gabinete
y las personalidades de la sociedad
civil que generosamente se han sumado
a nuestro llamado, comenzaremos
la acción que ponga fin a este presente
penoso, adelantó.
Esto, remarcó, nos exige reorientar
prioridades en economía y precisó
que la solidaridad en la emergencia
tiene muchas caras.
Las economías familiares se encuentran
asfixiadas por los altos niveles de
endeudamiento, a tasas usurarias y en
algunos casos con esquemas de devoluciones
diarias, alertó.
En esa misma linea, Fernández anunció
que en los próximos días estaremos
convocando a los trabajadores, a
los empresarios y las diversas expresiones
sociales, para la puesta en marcha
de un conjunto de Acuerdos
Básicos de Solidaridad en la
Emergencia, que constituyan el
cimiento sólido a partir del cual se
vuelvan a encender los motores de
nuestra economía.
Estaremos planteando en esta convocatoria
una serie de medidas para restablecer
los indispensables equilibrios
macro-económicos, sociales y productivos
para que la Argentina se encienda
y pueda volver a caminar. Sabemos
que estaremos transitando un sendero
estrecho, complejo, desafiante, donde
no hay lugar ni para los dogmas mágicos
ni para las pujas sectarias, añadió.
A lo largo de su discurso de casi una
hora, Fernández se refirió a la deuda
pública y señaló que el gobierno que
acaba de terminar su mandato dejó al
país en situación de virtual default.
Siento por momentos estar transitando
el mismo laberinto que nos tocó a
Néstor (Kirchner, el fallecido ex presidente)
y a mí en 2003.
Al respecto, agregó que no habrá
pago de los compromisos externos si
no se crece porque para poder pagar
hay que crecer primero, tras lo cual
señaló que buscaremos una relación
constructiva y cooperativa con el
Fondo Monetario Internacional y con
nuestros acreedores. Resolver el problema
de una deuda insostenible que
hoy tiene Argentina no es una cuestión
de ganarle una disputa a nadie.
El país tiene la voluntad de pagar,
pero carece de capacidad para hacerlo,
advirtió y recordó que el
Gobierno saliente tomó una inmensa
deuda sin generar más producción con
la cual obtener los dólares imprescindibles
para pagarla. Los acreedores
tomaron un riesgo al invertir en un
modelo que ha fracasado en todo el
mundo una y otra vez.