La mágica noche en la que Pucho González compartió su corazón

CENTRO CULTURAL TIZON

Sobre el escenario, un living anticipaba lo que sería la velada. Joaquín López, el anfitrión y sorprendiendo como excelente entrevistador, invitó a Juan Ernesto “Pucho” González a sumarse a la propuesta. En ese momento la platea ya estaba completa con familiares, amigos y quienes admiran la labor artística y cultural que desarrolla quien esa noche fue el homenajeado.
Y comenzó la charla, el canto, y el pasaje de imágenes (fotografías familiares y de amigos) que fue desentrañando la vida de este cantor, autor y compositor que actualmente es considerado como uno de los más importantes de la última década, aunque su camino profesional comenzó hace más de 20 años.
“Mi casa era el lugar en el que se juntaban los amigos”, comentó al referirse a esos años de la niñez en los que su padre fue quien lo introducía a la escucha del folklore argentino, aunque “lo de él” por aquellos tiempos era más el rock nacional que llegaba también con la trova.
Se desgranaron anécdotas, como aquella que recordó que en sus primeros años “quería ser aviador”, y comenzaron las emociones. Cada invitado en la noche sincronizó los latidos de los corazones al mismo ritmo. Acompañado por Miguel Vilca y Leonel Vargas, Pucho González contó que no tiene memoria desde cuándo conoce a los hermanos del alma de Los de Jujuy. Y llegaron temas de Fito Páez y Charly García que marcaron los primeros años. Siguió su hermano Tití “que me enseñó a tocar la guitarra” y con el que compartieron “Cielito mío”, un tema que escuchaban cantar a Bocha Agostini y Leonarduzzi; la yapa fue con “A Villa Guillermina”. Su hermana Silvia, también cómplice en el homenaje, compartió un tema con él.
Se habló de sus referentes locales, y Pucho mencionó a Ernesto Cabezas, la poesía de Jaime Dávalos; a Eduardo Falú, a Ramón Navarro y Jorge Fandermole y cantó temas de estos dos últimos referentes; a los que sumó los referentes jujeños como Hugo Chagra, el Burro Lamadrid, Tukuta Gordillo y al “Gordo” Barrojo.
Y así, desandando historia junto a Joaquín, llegó el tiempo de las composiciones propias, aquellas que sirvieron para transmitir las vivencias de un espíritu sensible que anduvo por toda la provincia en comunidades casi inhóspitas de nuestra puna y quebrada. Así nace “Angelito de la puna” que en su último disco grabó  Facundo Saravia.
Con la voz varias veces quebrada por la emoción, Pucho compartió un par de temas con su sobrino Simón Saravia, entre ellos “Si por Jujuy” uno de los temas emblema de su vasta producción. Después llegaron al escenario, a ese living que se llenó de afecto, otro cantor y compositor jujeño que entrega el alma en cada pieza y es admirado por Pucho: Fava Kindgard.
La noche ya iba llegando a su fin, cuando inevitablemente el corazón latió más fuerte marcando una de las épocas más lindas de la vida artística de Pucho. Sus amigos Ramiro Alfonso, Raúl y Palomo Carrillo y Emilio Bidondo compartieron con Pucho el escenario para hacer algunos de esos temas que inmortalizan en el canto y la música a Los de Jujuy. Se leyó también una carta que con mucho sentimiento escribiera hace unos años un amigo de ‘los changos’, el querido y recordado Marcelo “Cuchi” Carenzo. No faltaron temas de Joaquín Sabina que también emocionaron.
El broce de oro fue la presencia de don Ernesto González cantando con su hijo en el escenario. Ese hombre que le inculcó la música y el canto, compartió con su hijo Pucho la emoción de dos temas que los acompañaron en eternas veladas de asado y bohemia.
“Gracias a la vida”, de Violeta Parra, cerró el encuentro que enterneció el alma en una velada en la que los corazones latieron al mismo emotivo ri
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