El Directorio de organismos del Espacio para la Memoria y Derechos Humanos postuló ayer que el predio de la ex Esma sea declarado “Patrimonio de la Humanidad por el Nunca Más” bajo la protección de la Unesco, como el campo de concentración y exterminio nazi Auschwitz-Birkenau en Polonia y el Memorial de la Paz de Hiroshima en Japón, entre otros sitios.
La candidatura busca establecer como “parte del patrimonio histórico y mundial del Nunca Más” a ese predio que es uno de los símbolos del genocidio perpetrado en la Argentina por el terrorismo de Estado, señalaron en rueda de prensa integrantes de los organismos de derechos humanos que integran el Directorio del Espacio.
Centro clandestino de detención, tortura y exterminio entre 1976 y 1983, la Esma representa en la actualidad, en lo simbólico, “el autoritarismo y la represión criminal coordinada por las dictaduras de América latina en los años ’70 bajo lo que las Fuerzas Armadas denominaron Plan Cóndor”, añadieron.
Participaron de la conferencia de prensa la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto y el presidente del Archivo Nacional de la Memoria y representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en el Espacio Memoria, Gustavo Peters Castro, entre otros.
Pieza fundamental de la maquinaria represiva que instauró la última dictadura, en el ex Casino de Oficiales de la Esma la Armada secuestró, torturó y desapareció a más de 5.000 hombres y mujeres.
El lugar fue también un escenario donde se consumó el plan sistemático de robo de niños nacidos en cautiverio y el exterminio de prisioneros arrojados vivos al mar en los denominados “vuelos de la muerte”, por lo que “es una prueba flagrante del terrorismo de Estado”, señalo un texto publicado en la página web del Espacio.
“Ese edificio, donde hoy está ubicado el Sitio de Memoria Esma, es un testimonio material y físico de las violaciones a los derechos humanos y funciona como denuncia, prueba y evidencia de los actos de terrorismo perpetrados. Es símbolo de ese pasado gracias a la voz de los sobrevivientes y a los reclamos y la lucha incansable de los organismos de derechos humanos”, añadió.
Fue el centro más emblemático de Sudamérica por su dimensión edilicia y su emplazamiento en el norte de la ciudad de Buenos Aires, por la convivencia de los marinos con los detenidos desaparecidos y por sus peculiaridades de reclusión y de exterminio.
“Su función hizo desbordar sus propias fronteras políticas y geográficas convirtiéndose en un patrimonio de valor excepcional universal. Aquí, en la ESMA, se cometió un crimen contra la humanidad”, puntualizó.
Los organismos recordaron además la lucha por la preservación del predio, en particular cuando en 1998, durante la presidencia de Carlos Menem, se intentó construir un monumento para la “reconciliación nacional” que implicaba la transformación de todo el espacio y particularmente la demolición del edificio del Casino de Oficiales.“Esa acción fue impedida por la presentación ante la Justicia de un amparo interpuesto por Laura Bonaparte, miembro de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, y Graciela Lois, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas”, recordó.
La justicia federal entendió entonces a la ESMA como patrimonio cultural de la Nación, “un testimonio de verdad y una prueba judicial sobre el horroroso y vergonzante pasado de nuestro país. Un legado de memoria para las generaciones futuras y una herramienta histórica del Nunca Más”.
Esa perspectiva fue consolidada con el convenio firmado entre el Poder Ejecutivo Nacional y el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires el 24 de marzo de 2004, que dispuso la creación del “Espacio para la Memoria y la Promoción y defensa de los Derechos Humanos”.
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