Buenos Aires,- La situación socioeconómica alcanza signos cada vez más caóticos. El riesgo país sube y sube; el dólar vuelve a dispararse y repercute en todos los precios y los bolsillos de la gente; los despidos no cesan y, para colmo, la corrupción comienza a extenderse por funcionarios del gobierno anterior y del actual.
Nunca un panorama más complicado y desolador que este. Algunos aseguran que es la peor crisis que ha atravesado el país en muchas décadas. Se ha notado en todas las áreas y ha calado muy hondo en la población.
Para colmo, un informe que hace algunos días presentó el ministro Nicolás Dujovne al presidente Mauricio Macri anuncia otro tremendo recorte en el ámbito del sector estatal. Un nuevo ajuste de casi el 25 por ciento se suma a la poda ya realizada hasta el momento, en consonancia con las instrucciones emanadas del Fondo Monetario Internacional ( FMI).
Hoy la institución le toma un nuevo examen al gobierno argentino y el clima de tensión crece, teniendo en cuenta que la inflación puede llegar al 35 por ciento. En tanto, en Olivos -sede de muchas reuniones reservadas-, ha sido escenario de contactos personales del Poder Ejecutivo con los gremialistas. Justamente, el viernes algunos denominados gordos y otros que no lo son pasaron por despachos cercanos al del Presidente.
Allí se reunieron Marcos Peña, Mario Quintana y Jorge Triaca con figuras como Armando Cavalieri, José Luis Lingieri, Héctor Daer, Carlos Acuña y otros.
Un tema crucial: situación de los trabajadores y del pueblo en general. Parece que allí se insistió en un ítem que hace tiempo viene sumándose a otros reclamos: congelar los precios de la canasta necesaria para vivir, así como las tarifas. Por un tiempo prudencial, dicen, y a la vez sostienen el deseo de hablar directamente con el Presidente.