Los Rolling Stones se despidieron en la noche del sábado del público argentino al brindar el último de los tres shows previstos en el Estadio Único de La Plata, en el marco del América Latina Olé Tour 2016, con un enérgico concierto en el que no faltaron momentos emotivos y promesas de regresar pronto al país.
Qué pena que es el último, pero vamos a volver pronto, dijo Mick Jagger al promediar el concierto, lo que de inmediato despertó la ilusión de los presentes de poder volver a disfrutar en un futuro no muy lejano un nuevo show de la legendaria banda británica.
Ante un estadio nuevamente colmado y con varias caras conocidas entre los presentes, como la de los músicos Charly García y Roberto Pettinato, entre otros, Sus Majestades Satánicas volvieron a demostrar a lo largo de dos horas y media que se trata del espectáculo más excitante que pueda brindar el rock mundial.
Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts dejaron en claro que, a pesar de los años, la banda suena mejor que nunca y mantiene viva la llama que, junto con Los Beatles, cambió para siempre la vida de la música popular en la década del 60.
Apenas unos minutos pasadas las nueve, la guitarra de Keith Richards marcó el inicio de la fiesta con la reconocida introducción de Start me up, para delirio del público que desde muy temprano comenzó a merodear los alrededores del estadio.
El listado de canciones no cambió demasiado en relación a las noches anteriores, con la seguidilla inicial que incluyó Its only rock and roll, Tumbling Dice y Out of control. Las variaciones llegaron con la inclusión de Beast of burden, una joya del repertorio stone que no había sido tocado en los shows anteriores, y con You got me rocking, el tema elegido por voto del público a través de las redes sociales.
Las festejadas Paint it black y Honky Town women fueron el preludio para el momento solista de Richards, quien cautivó a los fans con You got the silver y Happy.
Midnight rambler, Miss you, Gimme Shelter, Brown sugar, Sympathy for the devil y Jumping Jack Flash mantuvieron a la audiencia en un clima de fiesta permanente, para la gran despedida con You cant always get what you want y el celebrado Satisfaction.
El concierto contó, como de costumbre, con Jagger como gran maestro de ceremonia que, en una prueba de sus dotes de showman, se tomó el trabajo de aprender varias frases en castellano, e incluso algunos chistes, como cuando en medio de un discurso sobre lo bien que la habían pasado en la Argentina dijo que se había comprado un dos ambientes en Chacarita.