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Buenos Aires,-Jubilados, pensionados y beneficiarios de planes sociales realizaron ayer largas filas ante los bancos, que volvieron a abrir ayer viernes para permitir el pago de haberes y subsidios de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), donde en muchos casos no se respetó el distanciamiento social dispuesto como medida preventiva frente a la pandemia de coronavirus. Para evitar la aglomeración, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) dispuso que hoy y mañana (domingo), en su horario habitual, las entidades financieras deberán abrir sus
puertas para la atención de clientes que sean beneficiarios de haberes previsionales y pensiones del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), y no cuenten con tarjeta de débito para el cobro. Así lo hizo a través de la Comunicación A 6951 emitida ayer, que precisó que la medida también alcanza a beneficiarios de prestaciones, planes o programas de ayuda abonados por la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), siempre y cuando no cuenten con tarjeta de débito. A pesar de las recomendaciones, en la Ciudad y el conurbano bonaerense las
filas comenzaron a formarse en algunos casos durante la madrugada e incluso hubo zonas donde las personas arribaron a las entidades por la noche. “Es lamentable que haya que hacer esto, pero sabíamos que iba a haber mucha gente porque era el día de pago de todas las jubilaciones. Yo tengo salud y es mi obligación cuidar a mis padres”, afirmó Hernán, de 49 años, en la puerta del Banco Piano del partido bonaerense de Avellaneda, ubicado en Piaggio 56. El hombre, que llegó a la puerta del banco el jueves a las 21 y era uno de los primeros en la fila que ayer tenía más de seis cuadras de extensión, se quejó de “tener que hacer esta cola en la que no podemos estar separados en medio de una pandemia; deberían pensar una solución para que no se junte tanta gente”. Andrea Rodríguez, una jubilada de 75 años que llegó a las 5.30 y se llevó una
silla para esperar la apertura del banco,: “Vine a cobrar mi jubilación y también la pensión de mi marido”. “No piensan en la gente, los que venimos a cobrar somos jubilados y estamos en el grupo de riesgo”, agregó la mujer cuando estaba a metros de la puerta de un banco de Avellaneda donde se hacían dos filas: la más larga tenía casi seis cuadras de extensión y la otra dos, pero era exclusiva para personas con discapacidad. En la sucursal del Banco Nación ubicada en Mitre al 400, también en Avellaneda, uno de los primeros de la fila era Carlos, de 44 años, quien concurrió
como apoderado de sus padres, que tienen más de 80. “Deberían poner distintos horarios, quizás según la terminación del documento y que hoy y mañana los bancos hagan horarios extendidos hasta la noche para evitar que se junte tanta gente y además se puedan turnar los empleados”,
dijo el hombre.
