Juan Carlos Capello, un enamorado de Jujuy

 Es bailarín (retirado de la actividad de hace algunos años) y artista plástico, definiéndose como el último impresionista. Juan Carlos Capello regresa a Jujuy luego de un año y medio de ausencia y dice sentirse enamorado de nuestra tierra. "Lo que más me ha sorprendido es esta maravilla que hicieron en el río Chico, me recuerda a ciudades de Europa", señaló durante una visita a Pregón antes de partir a la Quebrada de Humahuaca, para recorrer Tilcara y Humahuaca, dos ciudades que lo cautivan desde hace muchísimos años.

"En Humahuaca tuve la ocasión de ver la pintura de Francisco Ramoneda, realmente un grande, un gran pintor figurativo", resalta el artista que recuerda a su maestra de pintura "María Louisa Boucaues a quien yo considero fue la última impresionista, es una genia argentina, y yo fui su único alumno y quien me incentivó a continuar pintando. Por ella, en su casa conocí a grandes artistas como Jorge Larco, Raúl Soldi, quien hizo la cúpula del Colón, un hombre muy humilde y a Quiróz, uno de los genios argentinos".

Juan Carlos Capello desarrolló desde muy pequeño dos pasiones: la pintura y la danza. La primera le sirve hasta el presente como una forma de sumergirse en la pasión de expresarse desde el corazón; la segunda, también desde la pasión, lo llevó a conocer los escenarios más importantes del mundo en el universo de la danza y a conocer a grandes figuras. "Fui dirigido por grandes coreógrafos como Rudolf Nureyev en el invierno de 1971, que me eligió para el Vals de las Flores de Cascanueces". En ese tiempo ya estaba integrando el staff de bailarines del teatro Colón "en 1971 me voy a Bélgica a bailar y a los 15 días de mi partida me entero que se cayó un avión en el que viajaban mis compañeros, entre ellos el gran José Neglia y Norma Fontenla que eran verdaderas estrellas. Para mí José Neglia es una gran estrella, los demás grandes bailarines. Es un hombre que admiro mucho; otra gran estrella argentina fue María Ruanova, primera bailarina del Colón y bailarina del Ballet de Cuevas de España, que me descubrió. Gracias a ella comencé a tener un lugar en el teatro Colón, donde despúes de muchos años me jubilé como bailarín".

Llevando su danza, estuvo en Bélgica "en el Palacio de Bellas Artes, Charleroi; tuve la oportunidad de conocer toda Bélgica, donde bailé en Liege; también estuve en Amberes y realicé giras a Alemania y Holanda, dirigido por la fundadora del ballet Anna Voos; hice grandes ballets en Rouen, capital de Normandia donde murió Juana de Arco y entre las grandes obras recuerdo  "Camino de Dios" dirigido por Jean Pierre Raffier, en esa ciudad hay una isla que se llama Isla de la Cruz, donde pintaba. Antes, bailé en Niza donde, con el Ballet Opera de Niza, compartí con bailarines del ballet Bolsoi y la Opera de Riga".

En todos esos años de ballet, Juan Carlos Capello tuvo una compañera fiel, eterna: la pintura, pasión que le permite expresarse con su estilo muy particular. Desde hace algunos años comencé la serie Flores, que pinto en Santa Isabel, provincia de Santa Fe, en el jardín de mi mamá, cuadros que expuse en Mar del Plata, donde hace un par de años realizó una retrospectiva de su obra.

En este tiempo, Juan Carlos Capello se dedica a la difusión de su obra y a dar conferencias y cursos de pintura. Así, desde hace 40 años va a Paranaguá donde lo reciben con mucho cariño; a San Luis y este año estuvo en Bariloche.

Ha cosechado premios por su pintura desde muy joven, como el premio Dar,  y el premio Belgrano que le entregaron en Santa Isabel "la ciudad donde nació mi mamá"; el Premio "Fray Justo Santa María de Oro; entre otros.

Su regreso a Jujuy sería para los primeros meses del próximo año, oportunidad donde planea dar conferencias en Tilcara.