EN SU PRIMER AÑO DE GOBIERNO
Durante la campaña electoral, Donald Trump coqueteó entre su estilo de vida cosmopolita y liberal, y sus propuestas racistas y de derecha, pero al cumplir su primer año de gobierno, quedó claro que el presidente eligió avanzar con una restauración conservadora en lo social, regresiva en lo económico y confrontativa en lo político.
Todo lo que hizo hasta ahora Trump lo hizo, principalmente, en contraposición a su antecesor Barack Obama y su legado. En el ámbito social, el contraste es total.
El gobierno republicano vació las oficinas y entes vinculados con la investigación y el desarrollo de políticas para enfrentar el cambio climático. Más aún, puso al frente de estos órganos a conocidos por negar los argumentos científicos que dominan hoy el debate en el mundo.
También prohibió el ingreso de personas trans a las Fuerzas Armadas y cortó el financiamiento a organizaciones o agencias internacionales que realicen o asesoren sobre el derecho a abortar. La primera medida fue suspendida por la Justicia, pero, a días de su primer aniversario en el poder, Trump volvió a la carga.
Ordenó crear una oficina dentro del Departamento de Salud para garantizar la libertad de religión por encima del derecho al aborto y los derechos de las personas trans, todos garantizados por la Corte Suprema de Justicia.
La Casa Blanca también echó por tierra la política de tolerancia del gobierno de Obama a los procesos de legalización de la marihuana en decenas de estados en el país y dio alas y fondos a las fuerzas encargadas de encontrar, detener y deportar a los inmigrantes sin papeles.
Gracias al endurecimiento de la política criminal que impulsó, las empresas líderes del sector de las cárceles privadas pasaron de tener su peor año en 2016 a disfrutar de un sorprendente repunte en 2017.
Trump no sólo se limitó a aumentar el número de detenciones de inmigrantes sin papeles dentro del país, sino que restringió por distintos medios la entrada y permanencia de millones de inmigrantes legales.Impuso vetos migratorios -especialmente dirigidos a países de mayoría musulmana y rivales políticos, como Corea del Norte y Venezuela-, no renovó la protección especial para miles de salvadoreños y prohibió la entrada de trabajadores poco calificados de Haití.Además, derogó el programa creado por Obama para que jóvenes inmigrantes sin papeles estudien y trabajen -el DACA- y utilizó este tema como ficha de cambio en el Congreso en su pulseada con la oposición para conseguir los 20.000 millones de dólares que dice necesitar para expandir el muro fronterizo con México en 2018.Toda esta restauración necesitó del apoyo último de la Justicia y, por eso, el Senado -dominado por los republicanos- confirmó en sólo un año a 12 jueces de cortes de apelaciones y a un magistrado de la Corte Suprema, un récord para los últimos 200 años.
Esta efectividad no se trasladó a las grandes empresas económicas que el gobierno llevó al Congreso, con una sola excepción.
A fin de año, el presidente promulgó el mayor recorte de impuestos corporativos de las últimas décadas. La reforma redujo la tasa de 35% a 21% y bajó las de todas las categorías de ganancias personales, excepto la más baja.